Parado en la azotea del edificio más cercano al departamento de su pareja, Luther observó a su alrededor en busca de una pista que indicara que alguien estuvo ahí. Ya había buscado en los demás lugares posibles en los que un bastardo podría haberse intentado ocultar de él para vigilar a su chico y ese era el único que quedaba. Detectando algo, su lobo alzó su cabeza, apuntando su nariz hacia el cielo y luego gruñó. Alguien había estado ahí y se entretuvo esperando, fumando una increíble cantidad de cigarros, el olor a tabaco seguía rondando en el aire. Siguiendo la pista que su animal percibió, el hombre lobo persiguió el olor a tabaco hasta una esquina de la azotea, cerca de un cuartucho en donde el dueño parecía guardar algunas cosas. Rodeándolo, Luther se detuvo al encontrar lo que ha