Cada vez que Zac intentaba cerrar sus ojos, la imagen de Luther golpeando a su padre tras contarle de todos los horrores que le hizo pasar, se producía en su mente, provocando que aquellas molestas mariposas revolotearan por su estómago en puro éxtasis que surgía de recordar dicho momento, más las palabras que dijo este después. Luther le había defendido, golpeó a su padre en su nombre, y como si eso no fuera suficiente, juró que se mantendría a su lado para que no pudiera volver a tocarlo, algo... Que nadie hizo desde la muerte de su madre. ¿Cómo se suponía que no iba a estar cayendo por un hombre así? Soltando un suspiro, Zac abrió sus ojos y contempló el techo de su habitación. A diferencia de antes, ya no sentía tanta ansiedad de permanecer en aquel lugar, aunque bien podría deberse