Capítulo 42

2282 Words
Sentado en la orilla de su cama con una simple camiseta y un pantalón corto que dejaba al descubierto la herida en su muslo, Zac observaba con cierta entretención a su guardaespaldas, quien se paseaba de un lado a otro por la habitación, con su mirada fija en lo que el médico enviado por la misma empresa de seguridad Knox, revisaba su herida. —Pareces una mamá gallina así —comentó—. Quédate quieto que le terminaras haciendo un hoyo al piso, o podrías hasta romperte el cuello tanto que intentas observar. —Estoy preocupado, Alaric dijo que no se veía bien —se excusó. —Nunca dije que no se veía bien, solo que algunos puntos estaban rojos —aclaró el médico. —¡Es lo mismo! —exclamó. Negando, Zac contempló al pelirrojo hombre y lo que sus manos le estaban haciendo a su pierna. —¿Si me sacarás los puntos? —Sí, no veo signo de posible infección y tu herida ya se ve bien. El lobo de Luther resopló irritado en su mente, molesto con el lobo alfa, el cual claramente no estaba mostrando la preocupación adecuada por su encantador elegido. Lo cual tenía sentido desde que Zac no era su pareja, pero aun así debería de estar más preocupado. —Acabas de decir que tiene algunos puntos rojos —le recordó el lobo beta. —Sí, rojo, no infectado —dijo Alaric—. Deja de preocuparte, si estuviera mal, le dejaría los puntos y le recetaría algún medicamento. —¿Me estás diciendo que necesita tomar medicamentos? —cuestionó con horror. Soltando un sonoro resoplido, Zac observó a su sombra. —Luther, cariño. Si sigues siendo odiosamente molesto, te sacaré de esta habitación luego de lanzarte algo a la cabeza. ¿Quedó claro? Ante la dulce sonrisa que reflejó su chico en medio de su amenaza, el hombre lobo tragó y presionó con fuerza sus labios juntos antes de mover su cabeza positivamente, comprendiendo el mensaje. —Gracias —pronunció Alaric, procediendo a quitar los puntos. —Pero, ¿por qué tiene algunos puntos rojos? —cuestionó. Su humano le lanzó una mirada y Luther instintivamente retrocedió un paso, pero permaneció en la habitación, sin estar dispuesto a dejarle solo. —Están rojos debido a que la piel está resentida. Dime, ¿has hecho algún tipo de ejercicio o te has pasado a llevar la herida? —cuestionó el médico. —Me la he pasado a llevar un par de veces —aceptó Zac. —¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué no me dijiste nada, bebé? —exclamó Luther. —Largo. —ordenó Zac, ya cansado. —Me quedaré callado —prometió el lobo beta. El humano le observó fijamente, claramente esperando que Luther dijera otra cosa en lo que el médico seguía retirando los puntos y explicaba la importancia de cuidar bien las heridas, especialmente de los cuidados a tomar a la hora del baño. Cuando se aseguró de que su guardaespaldas no diría nada más, Zac observó al pelirrojo hombre. —No sé si me estás regañando o dando un consejo. —Una combinación de ambas —aceptó Alaric, finalmente terminando—. Solo un idiota descuidaría una herida hasta el punto en que esta se infecte y empeore. —Solo un idiota esperaría hasta ese punto para acudir con un médico —argumentó—. ¿Algún cuidado que deba de tener? —La zona seguirá estando sensible a pesar de que ya no tengas los puntos. La piel podría picar, pero no debes de rascarte, puedes comprar una crema que te ayude con esa molestia y si haces ejercicios, debes de retomarlos con calma —instruyó. —¿Y los baños? —Solo lava con cuidado dicha zona. Cuando Alaric no prosiguió, Luther le observó fijamente mientras guardaba sus cosas. —¿Eso es todo? ¿Es lo único que dirás? —cuestionó irritado. —No hay más que decir —respondió Alaric—. Felicidades, tu protegido ya fue dado de alta oficialmente. Levantándose con su maletín en mano, se despidió de ambos y luego simplemente se retiró, dejando a Luther con un millón de preguntas en su boca. —Si lo vas a seguir, moléstalo cuando estén cerca de la puerta, no quiero verme involucrado aún si hablan de mí —indicó. Asintiendo, el hombre lobo inmediatamente dejó la habitación para correr detrás del lobo alfa e interrogarle con más cosas al respecto que Zac estaba seguro, era una exageración. Una vez quedó a solas, el humano observó su muslo y pasó sus dedos suavemente por la piel y la ligera marca que dejó aquel roce de bala. —Quedó mejor de lo esperado. Satisfecho, Zac se levantó y se dirigió hacia el balcón. Tan pronto como llegó al barandal, sus labios se torcieron de puro disgusto al contemplar a Sloane con su pequeña copia a su lado, tomando el sol con unos pequeños traje de baños, hablando entre ellas como si fueran amigas de toda la vida. Por su lado, un par de sillas apartado y oculto bajo una sombrilla, Paxton se encontraba aparentemente estudiando, a juzgar por el computador en la mesa junto al montón de libros y hojas. Aunque ciertamente Paxton no era igual a Sloane y Anika, a Zac le seguía pinchando el hecho de que fuera un cobarde que siempre seguía los deseos de los demás. A veces, al verlo, recordaba su yo del pasado, aquel pequeño que obedecía todo lo que le dijeran para que lo dejaran en paz, pero a diferencia de él, Paxton simplemente lo hacía para ser el niño perfecto. Razón por la cual nunca dijo nada cuando su padre lo molestaba o golpeaba aún sabiendo que estaba mal y luego iba detrás de él pidiendo perdón e intentando sanar sus heridas. Soltando un resoplido, volvió al interior de su habitación sin deseos de observar más dicha escena. Tomando asiento en su cama, se recostó de espaldas en esta y finalmente tomó su celular. Esa tonta cosa había estado sonando y vibrando desde su buen rato, pero como estaba ocupado con el médico que trajo Luther por su pierna, solo lo ignoró. Desbloqueándolo, Zac se encontró con más de diez mensajes de Gertru, cada uno siendo más exigente que el otro, donde le comentaba sobre un evento de caridad que estaría lleno de famosos compartiendo y modelando, el cual parecía estar dirigido por Maxwell Ellingwood y otros. Curioso por los mensajes de su jefa, Zac lo dejó y fue directo a internet para buscar información al respecto, allí se enteró de que Rhory Lafferty ya había confirmado su participación, junto a la de otros famosos, rumoreándose de que incluso Asher Malloy podría estar presente. Absolutamente todo el mundo estaba hablando de dicho evento que se realizaría pronto y todos estaban buscando la forma de entrar, algo que parecía ser extremadamente difícil. Lo cual, explicaba por qué Gertru le estaba acosando con mensajes al respecto, olvidando por completo que, supuestamente, se ocultaba por su vida. Seguramente sus otros secuaces no lograron encontrar la forma de entrar a dicho evento, razón por la cual estaba acudiendo a él tan desesperadamente. El pobre de Phillip debe de estar desesperado por encontrar una forma de entrar a dicho evento, y si fuera alguien más amable y de buen corazón, Zac podría darle la tarjeta que consiguió del mismo Maxwell tras darle una pequeña ayuda con la estúpida familia de su pareja, pero él no lo era y no le iba a estar dando los resultados de sus esfuerzos a otros. Entrando en la opción para llamar, Zac marcó el número personal de Maxwell Ellingwood y esperó. Luego de cuatro tonos, su llamada fue aceptada. —Habla Maxwell. —Soy Zac, espero que no te hayas olvidado de mí. —Es difícil olvidar al tipo que persigue a mi pareja para tomarle fotos —indicó. —Dulce, pero tu pareja no es el único a quien sigo para tomar fotos —le recordó—. Te hablo porque quiero hacer valer el trato que hicimos. Quiero entrar a ese evento de caridad que estás dirigiendo con un permiso especial para tomar fotografías. —Creí que te estabas escondiendo para proteger tu vida, según lo último que escuché —comentó. —Detalles pequeños de los que no debes de preocuparte. —Me preocupo si es algo que podría arruinar este evento, muchos niños sin hogar están esperando este dinero —indicó con tono duro. —Y ya estoy recibiendo la protección adecuada, sin contar que el verdadero objetivo aquí es mi padre, no yo. ¿Qué sacarían esos idiotas siguiéndome a un evento benéfico y exponiéndose innecesariamente? —cuestionó—. Tienes que cumplir con el trato, o podrías arrepentirte después. —¿Me estás amenazando? —Es una advertencia de momento —respondió tranquilo—. Créeme, te conviene tenerme como tu amigo que enemigo, puedes preguntarle a Caden Knox si no me crees. Hubo unos largos minutos de silencio en los cuales Zac se quedó esperando pacientemente. —Bien, te guardaré dos entradas. —Con el pase especial para tomar fotos —le recordó. —De acuerdo. El evento es en dos días, se te enviará la información e invitación detallando el lugar y hora. Tienes que cuidar esas entradas, ya que serán única que tendrás —advirtió—. También hay una regla que debes cumplir para entrar aún con tu entrada. —¿Cuál es? —Tú y tu acompañante deben de asistir con traje de gala. Son tres marcas específicas de las cuales puedes obtener la ropa, no puede ser otra. Se comprobará que sea real y no una imitación, ya que al terminar la fiesta la vestimenta serán donadas para una subasta, en donde el dinero será destinado a los niños también —explicó. —Bien, tú envíame las tres marcas en un mensaje y yo me ocupo de eso. Satisfecho con la información, Zac terminó la llamada y le envió un mensaje a su jefa asegurando que ya había encontrado una forma de entrar, para que no le molestara más. Por supuesto, esta inmediatamente le respondió preguntando si podía llevar a un compañero, a lo que dijo que no. Dejando su teléfono en la cama, el humano se levantó listo para ir a buscar a Luther e informarle de la noticia, y por alguna razón, estaba seguro de que no se lo tomaría tan bien como cuando le pidió ir a visitar a su madre. Abandonando su habitación, Zac salió en busca de su guardaespaldas. Cuando su padre salió de la nada y se cruzó en su camino, le observó con el ceño fruncido. —Necesito hablar contigo un momento. —Oh, claro, por supuesto. Qué te parece... Nunca. Con una falsa sonrisa, Zac intentó pasar por su lado, su padre lo agarró del antebrazo y tiró de él al interior de la habitación más cercana. —Hey, ¿qué te pasa? —gruñó y apartó su brazo bruscamente. —Sé que estás molesto, pero realmente necesito hablar contigo —se excusó—. Algo está muy mal en este caso. Ya había recibido amenazas anteriormente, pero esto está a otro nivel. Algo se siente mal, fuera de lugar. Al observar a su padre caminar de un lado a otro, luciendo realmente preocupado, Zac bufó y cruzó sus brazos. —Por supuesto que esto es diferente, molestaste al hombre incorrecto, fin del asunto. —No lo entiendes, he metido tras las rejas a hombres más peligrosos y he tenido peores amenazas a las de Courtney y aun así, no había ocurrido nada de esto —exclamó. —Si, mira. Te explicaré esto lo más claro que pueda, ya que pareces no entenderlo. ¿Qué parte de que te metiste con la persona incorrecta no entiendes? —Algo más está sucediendo aquí, Zac, nada de esto tiene sentido —expresó—. No puedo confiar en nadie. —De acuerdo. No lo hagas, tampoco en mí, porque sinceramente no quiero estar más involucrado en todo esto o tener cualquier clase de conexión contigo —indicó duramente. Maximo le observó con pesar. —¿Habrá algún día en el que me puedas perdonar por todo lo que te hice? —Déjame pensarlo... No. —Si no me das la oportunidad, tampoco podré demostrarte cuanto he cambiado —insistió. —No te doy la oportunidad porque no quiero ninguna mierda que venga de ti —expresó molesto—. Insistes en que te perdone y olvide todo, pero... ¿Alguna vez pensaste en mi madre cuando te estabas revolcando en la cama con la zorra de tu amante? ¿Pensaste en el dolor que nos provocabas al golpearnos e insultarnos? ¿Lo que sentiría yo al ver que traías a casa de mi madre a tu puerca amante tan pronto como mamá murió? Nunca pensaste en nadie más que en ti mismo, ¿con qué cara me estás pidiendo ahora que te dé una oportunidad? —Estaba enamorado. Todos hacen locuras por amor. —No, no intentes excusar todo el dolor que nos provocaste con amor. Porque si realmente hubieras amado a Sloane, habrías dejado a mi madre tan pronto colocaste tu polla en su coño, pero no lo hiciste. Por el contrario, seguiste con todo el sufrimiento a la espera de que muriera —indicó fríamente—. Solo sigue con tu vida como hasta ahora, sin incluirme en ella. Terminando, Zac salió de aquella habitación y observó con odio la puerta. Realmente, no sabía qué era lo que estaba pasando por la cabeza de Maximo, ni quería averiguarlo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD