Revisando que su bolso tuviera lo que su cámara podría necesitar para tomar las mejores fotos, Zac no alzó la mirada hasta que un bajo silbido lo distrajo. Alzando su cabeza, observó sobre su hombro y se encontró con Luther observándole fijamente. —¿Por qué me miras como un idiota? —Porque estás hermoso —le sonrió y se acercó—. Casi pareciera que vas a ser uno de esos modelos que pasarán por la pasarela. Aunque el halago de Luther le hizo sentir especialmente bien, Zac no lo demostró y resopló volviendo su atención hacia su bolso. A diferencia del hombre lobo que había optado por el tradicional traje de gala que consistía en una blanca camisa sin corbata combinado con pantalones y chaqueta negra, Zac optó por algo un poco más llamativo. Su chaqueta corta tenía un corte ondulado que en