Capítulo 44

2414 Words
Revisando que su bolso tuviera lo que su cámara podría necesitar para tomar las mejores fotos, Zac no alzó la mirada hasta que un bajo silbido lo distrajo. Alzando su cabeza, observó sobre su hombro y se encontró con Luther observándole fijamente. —¿Por qué me miras como un idiota? —Porque estás hermoso —le sonrió y se acercó—. Casi pareciera que vas a ser uno de esos modelos que pasarán por la pasarela. Aunque el halago de Luther le hizo sentir especialmente bien, Zac no lo demostró y resopló volviendo su atención hacia su bolso. A diferencia del hombre lobo que había optado por el tradicional traje de gala que consistía en una blanca camisa sin corbata combinado con pantalones y chaqueta negra, Zac optó por algo un poco más llamativo. Su chaqueta corta tenía un corte ondulado que en el frente apenas lograba tapar su ombligo, al igual que en la parte trasera, mientras que en los costados subía en una ola suave mostrando parte de su cintura. Esta era un tono n***o, con solo cuatro botones y un corte en "V" que mostraba sus clavículas. Para que la tela no fuera tan simple, tenía un bordado de brillo oscuro en forma de tres líneas por el frente. Debajo de esta, Zac no tenía nada más que una gruesa cadena brillante que rodeaba su cuello y bajaba hasta perderse bajo la chaqueta. Y gracias a que esta era corta, se podía apreciar los bordes de la cadena descansando por la cintura del humano, la cual se podía apreciar mejor cada vez que este hacía un movimiento que levantaba la corta prenda. Para la parte de abajo, había un cinturón de cuero que rodeaba un poco más abajo del ombligo de Zac y ayudaba al pantalón a mantenerse en su lugar. Terminando el conjunto con unas botas que llegaban hasta bajo la rodilla. —Podrías haber escogido otro traje y no ese aburrido —comentó. —Lo habría hecho de no ser que los otros no me servían para esconder mis armas, encanto —le recordó Luther—. ¿Ya estás listo? Los autos están esperando abajo. Asintiendo, Zac cerró su bolso y lo alzó. Alzando su mano, Luther se lo quitó y lo colgó en su hombro. —No queremos una arruga en ese increíble traje. —Dulce. Si recuerdas la parte en que al terminar el evento, tenemos que enviarlos para que realicen una subasta, ¿cierto? —Pero tienes el dinero suficiente para comprarte uno igual, ¿no? Zac se acercó a la mesita de noche al lado de su cama para tomar sus invitaciones y observó a Luther extrañado. —¿Para qué querría esta clase de traje en mi closet? —cuestionó. —Nunca sabes cuándo se podría presentar la ocasión en la que necesites utilizar un traje de gala —argumentó Luther. —Difícilmente soy invitado a esas clases de fiestas —indicó saliendo de su habitación. —Es gracias a tu trabajo que has conseguido ir a esas fiestas —le siguió. —Y cuando sea el momento, es probable que me compre otro entonces —resolvió. Bajando juntos las escaleras, las cejas de Zac se fruncieron profundamente al contemplar a Anika esperando en la entrada junto a Sloane, ambas vestidas muy elegantes. —¿Esas dos también van a salir? —No me informaron nada al respecto —respondió Luther. Una vez llegaron abajo, Anika dio un paso adelante con una gran sonrisa. —¿Por qué tardabas tanto, hermanito? Hace como media hora que estamos lista y te estábamos esperando —exclamó con un horroroso tono dulce que puso los pelos de punta de Zac. —Esto será bueno —murmuró Luther y su pareja le observó de reojo. —Siento que me arrepentiré de preguntar, pero lo haré de todas formas. ¿De qué carajos estás hablando y por qué lo dices como muñeca chillona? —cuestionó Zac. —¿Cómo que de que está hablando? —pronunció Sloane, parándose al lado de su hija—. Claramente vi que tenías entradas para el gran evento benéfico que organizó la agencia de modelos M. Royal. —Si, ¿y? —No puedes ir a esa clase de eventos solo tontito —indicó Anika y rió estúpidamente. —No estaré yendo solo, tontita, Luther es mi acompañante —se burló imitando su tono. La sonrisa de ambas mujeres titubeó y Anika observó a su madre en silencio. —Zac, cariño... —No soy tu cariño. —Zac... Tal vez no estés enterado, ya que nuca has asistido a esta clase de eventos tan importantes, pero lo normal y lo que se espera, es llevar a tu familia a ellos —explicó Sloane, observándole como si fuera un pequeño crío. Zac estalló en una gran carcajada en la que fingió limpiarse unas lágrimas de sus ojos y luego observó a ambas mujeres con una sonrisa. —Ah, cierto, por un momento lo olvidé —expresó. —Entonces, ¿ya nos vamos? —preguntó Anika. —Olvidé lo estúpidas que pueden ser —aclaró Zac y cruzó sus brazos—. Para su información, he ido innumerables veces a esta clase de eventos y nunca se me ha exigido que asista con mi familia. Y en segundo, creí haber dejado bastante claro que ustedes no son nada mío. Tu solo eres la amante que logró casarse con mi padre. Y tú la niña que nació producto de interesado amor, fin del asunto. Rodeando aquellas dos mujeres, Luther abrió la puerta de la casa para su chico. Sonriente, Zac las pasó y se acercó a su guardaespaldas. —Deberías de darnos las entradas a nosotras entonces, de todas formas no sabrás qué hacer en esa clase de lugar —exigió Anika. Zac la observó como si fuera un idiota. —La estupidez realmente no tiene límites —se lamentó y se alejó. Antes de que las dos mujeres se comenzaran a quejar, Luther cerró la puerta y guio a su pareja hasta el auto. Por supuesto, ninguna de las dos se rindió y les siguieron afuera. —Iremos de todas formas y diremos que somos tus acompañantes —declaró Sloane. —Inténtelo, pero aclararé en la entrada que solo he asistido con Luther y que cualquiera que intente entrar utilizando mi nombre, son unas estafadoras —explicó. Despidiéndose de ellas agitando su mano, Zac se subió al auto y observó a Luther una vez este se sentó a su lado. —¿Realmente crees que nos intenten seguir? —Les prohibiré la salida. —Creí que no podías obligarnos a permanecer dentro de la casa —indicó divertido. —Supuestamente no. Pero si querían salir deberían de haberme avisado antes y no a último minuto. Ahora ni siquiera Caden les prestará atención, ya que estará cien por ciento en la seguridad de su mocoso y dudo mucho que el detective a cargo del caso las siga en esta tontería —argumentó. Observando como el auto se ponía en movimiento, Zac negó sin poder creer la audacia de ambas mujeres. —Debí de haber asumido que Sloane alcanzó a revisar la carta aquel día que intentó ocultarla de mí. —Aun así... El descaro que tienen para simplemente invitarse como tus acompañantes... —Estoy seguro de que correrán la voz en la casa y me harán ver como el malo de la historia —bufó. —Créeme, si comienzan a molestar para que las lleven a dicho evento sin invitación, dudo mucho que alguien esté dispuesto a escuchar sus palabras con lo odiosas que serán —aseguró el lobo beta. Sacando su teléfono, el hombro lobo se aseguró de poner en alerta a sus hombres en caso de que insistieran en salir. No quería que las cosas le salieran mal a su chico cuando era bastante obvio de que se trataba de un evento importante, y no estaba para nada motivado por el deseo s****l que le prometió, por supuesto. —¿Tu jefe no te dijo algo cuando le informaste que también estaríamos en el evento? Guardando su teléfono en el interior de su chaqueta, Luther negó y le observó. —En realidad estaba bastante agradecido porque le informara, ya que podría aumentar aún más la seguridad. O eso me dio a entender el gruñido con el que me respondió —sonrió. Negando, Zac observó a través de la ventana y se sintió satisfecho de que a pesar de ser fin de semana, el tráfico no estaba tan caótico. Gracias a eso, en pocos minutos se estuvieron deteniendo frente al edificio donde se realizaría el evento. —¿Necesitas quedarte afuera y tomar fotografías como esas personas de los invitados que van llegando? —preguntó Luther. —¿Para qué tomar fotos desde afuera cuando tengo un permiso especial para tomarles adentro? —cuestionó observándole como si fuera tonto. —Correcto, entonces tomemos la entrada trasera —pidió Luther al conductor. Recuperando su bolso, Zac lo abrió y armó su cámara, colocándole el lente y la cinta para poder sostenerla alrededor de su cuello. Observando a Luther, se le entregó nuevamente. —Ten, por hoy serás mi asistente. —Será todo un honor. Solo pido paciencia porque realmente no sé de estas cosas. —Solo debes de abrir el bolso. —Oh, puedo hacer eso —sonrió. Una vez el auto finalmente se detuvo en la entrada trasera, Zac esperó a que su guardaespaldas se bajara primero y rodeara el auto. Con su puerta siendo abierta, el humano se bajó y permaneció al lado de Luther hasta que este asintió y entonces comenzó a moverse, llevándole al edificio con los otros hombres. Una vez cruzaron la puerta, las personas que le acompañaban quedaron afuera y ellos fueron revisados exhaustivamente por dos guardias de seguridad. —¿Nombres? —Zachariah Di Montelroso y Luther Ferrell —respondió Luther—. Soy su guardaespaldas —anunció cuando le encontraron sus armas y mostró su identificación. Pasando sin ningún problema, Zac esperó a que confirmaran su nombre en la lista y que terminaran de revisar a Luther antes de avanzar con este a su lado. Llegando a la sala principal, el humano se detuvo un momento y aprovechó de tomar fotos de unos famosos que iban entrando. —Encanto... —Shh... Estoy trabajando. —El ascensor se cerrará —informó Luther, observando dicho aparato. —Está bien, utilizaremos las escaleras —descartó. Y solo cuando las personas que entraban al edificio no llamaron su atención, que Zac se movió dirigiéndose a las escaleras que estaban al lado del ascensor en el cual todos esperaban solo para subir un piso. Llegando al segundo piso, fueron detenidos nuevamente por otros guardias de seguridad, quienes tacharon su nombre de otra lista, y esta vez le exigieron sus entradas para poder entrar. Una vez Zac las entregó, recibieron cada uno una identificación, con un pase especial para que pudieran tomar fotografías. Una vez todo estuvo listo, ambos entraron en la extensa sala con un escenario a la derecha, mientras que a la izquierda se encontraba una pequeña pasarela. —Definitivamente es un evento grande y ostentoso —comentó Zac al observar a todo el mundo vistiendo elegantemente, incluyendo los empleados que repartían aperitivos y copas. —Sí, siento que Caden ya debe de estar estresado —apoyó Luther—. Y con tantas personas aquí... —Me mantendré a tu lado, lo sé —interrumpió Zac—. Pero por seguridad, tú mantente a mi lado, ambos sabemos cómo soy cuando tomo fotos. Y con esa justa advertencia, Zac se internó más en la sala para comenzar a tomar fotografías a cada famoso con el que se encontraba. A algunos le pedía directamente una foto, mientras que a otros las capturaba sin que se dieran cuenta. Con un conocido rostro apareciendo repentinamente cerca de la cámara, Zac la bajó y se encontró directamente con Asher. —Hey, a mí no me has tomado fotos —se quejó. —Ya lo hice, que no te dieras cuenta no es mi culpa —sonrió. —¿Y Caden? —preguntó Luther. —¿Dónde más? —resopló el cantante señalando sobre su hombro. Y unos pasos atrás, Caden se mantenía de pie, observando directamente a su mocoso con sus brazos cruzados sobre su pecho y expresión tan estoica como siempre. —¿Cuándo saldremos todos juntos? —preguntó repentinamente. Al ver a Rhory vestir espectacularmente siendo acompañado de su pareja y la famosa modista Colette Davies, Zac alzó su cámara y tomó un par de fotos a distancia. —¿Quién saldrá? —preguntó Zac. —Nosotros obviamente. Luther, tú, Caden y yo —respondió el cantante. —¿Por qué saldríamos los cuatro? —Se llama cita dobles, ahora que todos somos amigos. —Eh, considerando como me llamabas en el pasado, no creí que me consideraras un amigo —comentó tomando fotos. —¿Cómo le decías? —indagó Luther. —Pequeñeces del pasado —descartó Asher agitando su mano como si no fuera nada—. Ahora que eres pareja de Luther sería bueno juntarnos, ya que Luther es amigo de mi hombre y todo eso. —Nosotros no estamos saliendo —corrigió Zac, bajando su cámara. —Aún —dijeron al uniso ambos contrarios. Zac observó entre ambos y negó con un suspiro. —Por cierto, no creí que te vería algún día con un traje —comentó Asher observando a Luther—. Siempre estás de uniforme aburrido o ropa deportiva. —Gracias, me lo compró mi sugar daddy —explicó sonriente. Y para dejar claro a quien se refería, el lobo beta rodeó los hombros de su chico, el cual gruñó y los sacudió para quitárselo de encima. —Te dije que no me llamaras así si querías algo a futuro —refunfuño Zac, alzando su cámara para tomar otras fotos. Ambos contrarios rieron ante la clara molestia del fotógrafo. —Sé que internamente te encanta —aseguró Luther. —Sí, muy internamente. Tanto, que se llega a perder —resopló su chico. Asher rió alegremente—. Ustedes son muy divertidos, chicos. Cuando Caden se acercó, los tres lo observaron en silencio. —Mocoso, es tu turno —informó a su pareja. Sonriente, Asher asintió y observó directamente a Zac. —Asegúrate de tomarme buenas fotografías o te demandaré —indicó antes de alejarse.
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