Todas las de perder

2416 Words
El avión había finalmente aterrizado después de horas en donde la mayor parte del tiempo se la paso en medio de las piernas de aquella coqueta azafata y bebiendo vino mientras seguía fantaseando con la hermosa Alice Wright, nadie lo recibiría, nadie lo estaba esperando, todos lo habían dado por muerto, eso ya lo sabía, sin embargo, ya quería ver los rostros de todos cuando lo finalmente y después de tres años, lo viesen caminando en la ciudad que reinaba su hermano, como si se tratase de un vetusto fantasma que regresaba a atormentarlos, sabia, por supuesto, que Hades y Alice no se encontraban allí, desde aquella fatídica mañana en que recibió aquel segundo disparo que le regalo aquella cicatriz sobre su ojo, se habían mudado con ayuda de Slorach a Estados Unidos, Hades había cumplido el trato que tenia con aquel temible hombre, darle el paradero de su hermana perdida y aquella había sido razón suficiente para ganar la entera confianza del actual líder, Mason Slorach era un hombre generoso como también peligroso, ahora mismo Hades y Alice vivían el llamado “sueño americano” ella, se había vuelto realmente popular con sus galerías de arte, el, ahora desempeñaba aquella carrera de médico que consiguió terminar como una fachada de buen ciudadano, el sabia muy bien que Hades seguía siendo el temido líder de Figlio Di Satana, y que por supuesto, no había renunciado a su deseo de venganza, nadie conocía a su hermano mejor que el, sabia que solo era cuestión de tiempo para que regresara a terminar lo que empezó, jamás perdonaría a Krónos Dogaru, como el mismo jamás lo perdonaría, ambos habían deseado siempre lo mismo, destruir a aquel que todo se los arrebato, sin embargo, desde hacia demasiado tiempo, ambos habían tomado senderos diferentes, odiándose y deseando derribar al otro en aquella disputa que nunca llegaba a terminarse, primero, había sido la culpa que habían arrojado sobre el otro por lo ocurrido con la amada madre de ambos, después, el afecto de Alice Wright los hizo enfrentarse como enemigos, al final, Hades había resultado el vencedor y ahora mismo se hallaba viviendo una vida de ensueño junto a la mujer que él seguía amando con verdadera locura, además, habían formado una familia, tenían ya tres hermosos hijos y uno mas que seguramente esperaban con todo el amor y ansiedad del mundo. Caminando fuera del aeropuerto, admiro aquellas viejas calles que recordaba demasiado bien, Palermo, no era solo una ciudad como cualquier otra, para el y Hades, era un lugar de demasiada importancia, había sido la cuna de su madre, el lugar en donde Zinerva Dogaru había nacido, aquella hermosa mujer siempre les hablaba de aquel sitio como si fuese el lugar de un cuento de hadas que ella extraño siempre, su padre, jamás le permitió a su madre el volver, ni siquiera de visita, e incluso en su muerte, su cuerpo fue enterrado en el lugar que Krónos destino para ello, lejos de esa tierra que ella siempre amo tanto, aquello recuerdos dolían, en verdad, dolían demasiado…hacían que su infinita soledad, calara mas a fondo. Había tomado un taxi hacia la zona hotelera de Palermo, el taxista, lo miraba con recelo, por supuesto, su rostro era inconfundible, el era Zeus Dogaru, el mas importante Ceo y millonario de Italia, y su retrato había salido prácticamente en todo diario de aquella nación, cuando su padre comenzó su incansable búsqueda para encontrarlo, era razonable la preocupación de Krónos, después de todo, el era su heredero, quien había tomado la batuta del mando familiar años atrás, Hades, muy seguramente lo había mandado al demonio, si es que intento buscarlo a el para tomar su lugar, a ese hombre cruel y desalmando, realmente no le importaban sus hijos, nunca le habían importado, paso toda su niñez traumatizándolos a ambos, forzándoles a ver el rostro sangrante y desfigurado de su madre cuando recibía aquellas palizas, viendo como la violaba incluso frente a ellos, enseñándoles de manera atroz, su nula empatía, su demasiada crueldad, hasta aquella noche en que su madre murió finalmente en aquella ultima paliza…en los brazos de Hades. Aquella cicatriz sobre su ojo le dolía, pensar en aquello le causaba no solo dolor emocional, también dolor físico, recordó las pocas veces que intento defender a su madre y hermano, los golpes que recibió, aquel hueso de su brazo que ahora mismo se acariciaba sintiendo de nuevo aquel punzante dolor, su padre se lo había roto cuando intento defender a un pequeño Hades de dos años, que ya mostraba aquel ímpetu y valerosidad con las que había nacido, tenía miedo, había crecido como niño aterrizado por el mal encarnado que representaba su progenitor, aquel miedo que lo paralizaba y le impedía moverse cuando su cuerpo, quizás debido al trauma, experimentaba el dolor de nuevo en aquellos momentos en que lo veía azotar sin piedad alguna a su hermosa madre, aquella, era la mayor de las culpas que cargaba en si mismo, su incapacidad de defenderla…aun siendo ya un hombre. Se había bajado del taxi, todos en aquel hotel lo habían recibido con demasiada sorpresa al reconocerlo como el desaparecido Zeus Dogaru, si bien, oficialmente nunca lo dieron por muerto, tan solo como alguien en paradero desconocido, estaba convencido de que no había una sola persona que en verdad lo creyera con vida, aquello era mas que suficiente, no necesitaba hacer mas que mostrarse en público, para agitar las aguas tranquilas que durante tres años, habían permanecido en completa calma, en México, solo algunos sabían quien era el, y nadie prestaba demasiada atención a las noticias del extranjero, aquellos millones que eran enteramente suyos y de los que su padre nunca tuvo conocimiento, le habían ayudado a mantener su elevado estilo de vida, y, francamente, la vida en aquel país hermoso de paradisiacas playas, era mucho mas barata que cualquier país de Europa, ahora que se dejaba a la vista, era seguro que Hades regresaría a Palermo, trayendo a Alice y su familia consigo, y con ello, su hija, la que tuvo con Hildegard Berlusconi, también deseaba volver a verla, seguramente, ya estaba hecha una pequeña señorita, y seguramente de belleza abrumadora, después de todo, era muy parecida a su madre. Esta vez no seria tan estúpido forzando a Alice a amarlo, solo necesitaba que Hades actuara como realmente era, regresando a Palermo, aquellos problemas que dejaron atrás, volverían a ellos, Henry Pines, Agatha Wright, incluso y quizás, la misma Hildegard, todo aquello de lo que habían huido, volvería a atormentarlos, y bastaba que hades hiciera lo propio para mellar la confianza de su esposa, conocía bien a su hermano, sabia perfectamente bien lo que era capaz de hacer, sus manos, después de todo, estaban manchadas con sangre, y estaba seguro que no dudaría en volver a mancharlas de ser necesario para tomar venganza contra Krónos, aun sabiendo que eso mismo, pondría en peligro una vez mas a todos los que amaba, su familia en primer puesto, Hades no era un hombre que solo renunciaba porque si a sus propósitos, Figlio Di Satana había nacido de su sed de venganza y por aquel odio atroz que hasta el día de hoy lo estaba consumiendo, sabia bien aquello, después de todo, eran hermanos, y no demasiado diferentes el uno del otro, el mismo seguía quemándose en ese infierno de rencores y odios desmedidos en contra de Krónos y del mismo Hades, el jamás realmente quiso lastimarlo en serio, sin embargo, su hermano menor, sí que había deseado hacer lo propio con el…repasando sus dedos sobre aquella cicatriz sobre su ojo, y poniendo su mano sobre el corazón en donde había albergado esa primera bala, deseo poder odiarlo lo suficiente para devolverle el favor…sin embargo, sabía que no podría hacerlo, no de esa manera. Destapando la botella de fino whisky que le habían dejado en la lujos suite principal que había solicitado, se sentó a admirar desde las alturas la hermosura de Palermo, situándose en el borde del balcón, dio unos pasos, si daba uno mal, todo aquello terminaría, su sufrimiento, su soledad, todos aquellos demasiado dolorosos recuerdos de infancia…quizás, si dios o el demonio no lo condenaban al infierno, podría ascender al cielo para volver a ver a su amada madre…y Hades junto a Alice, podrían vivir eternamente felices sin el al medio, porque de seguir con vida, no los dejaría tranquilos nunca, ya que el amor que sentía hacia ella, era demasiado para poder ignorarse…mirando hacia abajo, pudo ver el vacío, y se preguntó qué tan destrozada quedaría su cabeza si resbalaba y caía hacia ese abismo, son embargo, todos aquellos pensamientos quedaron en el olvido, cuando una gentil mano femenina tomo la suya, invitándolo a bajar de donde estaba. – No negare que yo misma deseo arrojarte de aquí mismo por haber escapado del modo en que lo hiciste, pero no deseo que mueras…todavía – dijo Jaqueline con enojo y también, con preocupación. – ¿Como me has encontrado? Apenas hace un par de horas que llegue a Palermo – dijo Zeus demasiado sorprendido de ver a su hermosa niñera allí. – Eres demasiado predecible como también un imbécil, desde que me avisaron que no aparecías y habías hecho maletas, supuse que vendrías aquí, me subí al primer avión con destino a Palermo, luego aquí, solo tuve que venir al hotel más costoso y preguntar por ti, para gran sorpresa de nadie, te hospedaste en la suite principal, es una fortuna que no haya hecho escalas, de lo contrario, te había encontrado sobre el pavimento, ¿En qué demonios estabas pensando? Ya hay todo un escandaloso grupo de reporteros esperando una oportunidad para verte, ¿Es esta tu manera de llamar la atención de Hades? Ten por seguro que, si funcionara, y no solo atraerás la atención de él, también la de tu padre – dijo Jaqueline con enojo.   – ¿Quieres relajarte? No me iba a suicidar, y si Krónos se entera de que estoy aquí, no me interesa en lo mas mínimo, no seré yo quien le de muerte a ese bastardo, debo admitir que en realidad es atemorizante que deduzcas esto, por supuesto, ya que la noticia de mi aparición llegue a oídos de mi hermano, vendrá hacia mi sin dudarlo, a terminar con lo que empezó, y cuento con ello, mas que una médica yo diría que eres una adivina – dijo Zeus entre risas. Jaqueline, frunció el ceño. – No es necesario sobre analizar la manera en que funciona tu cerebro, como dije, eres demasiado predecible y yo soy una mujer de pensamiento lógico, te conozco demasiado bien desde que era una adolescente, ibas a ser mi esposo, según mi abuelo, por supuesto, me di a la tarea de conocerte a fondo, no me gustan las sorpresas, por ello, decidí conocerte bien, afortunadamente no me forzaron a casarme contigo y ahora mismo soy solo tu nana, además, hay algo que debes de saber, Hades no es el mismo que fue un día, ha cambiado, y lo ha hecho demasiado, sea por Alice o sus hijos, o por todos ellos en conjunto, no es el mismo desalmado que fue un día, realmente se arrepiente de lo que te hizo, si viene hasta aquí, no será para matarte, si no, por que en verdad desea ver a su hermano – dijo Jaqueline con seguridad. Zeus, se acerco hasta la hermosa médica de anteojos y cabellos castaños, de nuevo, aquel brillo en su mirar cuando hablaba de Hades, se mostraba como siempre hacía, haciendo que aquello le causara enojo y dolor. – Siempre, desde que eras una mocosa, siempre has tenido esa venda en tus ojos puesta, Hades, siempre ha sido y será Hades, y tú, siempre serás tú, la eterna amiga, la enamorada, aquella que siempre se ha hecho hacia a un lado en nombre de la felicidad de aquel que nunca la amo de la manera en que ama a su esposa, eres patética, debiste haber aceptado ser mía en aquel momento, Hades jamás te vera más allá de como una simple amiga, no importa lo bien que hables de el o le creas una persona maravillosa, un buen hermano no me hubiese disparado y un buen amigo, no te pondría en peligro constante por su absurda venganza, despierta Jaqueline, este no es el cuento de hadas que te has creído siempre – dijo Zeus arrinconando a Jacky contra la pared para luego besar los labios de la mujer, la hermosa médica, que dejo escapar algunas lagrimas desde sus ojos, se sintió realmente herida de aquellas palabras. Una sonora bofetada resonó en aquella lujosa habitación, Zeus, se acariciaba la mejilla lastimada, Jacky, lo miraba con furia asesina para luego caminar hasta la puerta. – Somo iguales, tu llevas años deseando que Alice Wright te voltee a ver, cuando ambos sabemos que ella solo ama y amara a Hades, no importa lo que hagas o dejes de hacer, eso no cambiara nunca, la próxima vez no dejes la puerta de tu lujosa suite abierta, de haberla cerrado correctamente, te habrías caído del balcón y yo no estaría deseando arrancar tus bonitos ojos zafiro de sus cuencas, eres un redomado y completo idiota y por eso, al igual que yo, te quedaras solo, y…una cosa más, si vuelves a besarme, te arrancare quirúrgicamente las bolas – dijo Jaqueline golpeando con fuerza la puerta para cerrarla y marcharse. Zeus, sonrió ante aquel desplante, Jaqueline siempre había sido igual una mujer de carácter, muy diferente de Alice que era mucho más gentil, Jacky, había sido la primera mujer en la que había puesto sus ojos cuando ella era apenas una adolescente, aunque, al igual que Alice, sus hermosos ojos castaños nunca miraron a nadie mas que a Hades, por ello, todas sus relaciones habían terminado siendo un rotundo fracaso, era verdad, ambos eran iguales, un par de patéticos que amaban a quien nunca podría amarlos. Tomando de nuevo su botella de whisky, volvió a sonreír pensando en Jacky, y sintiendo aquel ardor del golpe en su mejilla, todo daría nuevamente comienzo pronto, y esta vez, se aseguraría, de ser el único ganador...aun cuando, igual que siempre, y al igual que Jaqueline Coppola, tenia todas las de perder, mirando hacia la noche de Palermo, dio un brindis, por el y por Jaqueline, por sus amores fallidos.  
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