Mabel respiró hondo, sabiendo que no podía seguir evadiendo la verdad. —Sí, papá. Estoy enamorada de Tommy. No sé cómo pasó, pero es lo que siento —confesó, mirándolo a los ojos. Salvador frunció el ceño, la frustración se hizo evidente en su rostro. —No pienso aceptar eso, Mabel. Tommy es un delincuente, y siempre será eso —gruñó. Mabel apretó los labios, decidida a defender a Tommy. —Papá, se va a descubrir que Tommy no mató a nadie en prisión. Va a ser exonerado —expuso con convicción, su pecho subía y bajaba agitado. Salvador soltó un suspiro de exasperación. —¿Y lo que le hizo a Gianna y Joaquín? ¿No crees que te puede hacer lo mismo? ¿Qué te está usando para escalar posiciones? —preguntó, con la firmeza que lo caracterizaba. Mabel lo miró con atención, tratando de entender