Mabel llegó a la casa que sus padres rentaron, apenas entró se dirigió por el pasillo a la alcoba principal, tocó con suavidad la puerta, pero no tuvo respuesta, entonces abrió y miró a su mamá dormida, decidió dejarla descansar, se retiró a su habitación tratando también de relajarse después de un largo día lleno de tensiones. Desde la ventana contemplaba el jardín lleno de flores. De pronto el sonido del móvil la sacó de sus pensamientos. Miró la pantalla y vio el nombre de Tommy. Su corazón dio un vuelco al contestar. —Hola, Tommy —susurró sin poder evitar la emoción que sentía al escuchar la voz de él. —Buenas noches, Mabel. ¿Cómo estás? —respondió Tommy, con su voz cálida y reconfortante. —Bien, tratando de relajarme un poco. ¿Cómo te va a ti? —preguntó ella, deseando seguir escu