María Isabel y Tommy se sobresaltaron al escuchar la voz de Aldo. Ambos seguían nerviosos luego de lo ocurrido. Mabel inhaló profundo, miró a su novio y frunció el ceño. Aldo empujó a Tommy, se acercó a ella, la abrazó con delicadeza. —Mabel, ¿estás bien? —preguntó, con su voz llena de preocupación—, pensé lo peor. Mabel lo miró, sorprendida de verlo ahí. —Estoy bien, Aldo. Solo fue una herida en el brazo. Pero ¿cómo supiste lo que pasó? —preguntó, su voz reflejaba curiosidad. Aldo, sin perder un segundo, respondió con ingenio. —Llamé a la firma y al no tener respuesta, me comuniqué con el guardia del lobby. Él me informó lo ocurrido —avisó, tomando la mano de Mabel con aparente preocupación. Sin embargo, la expresión de Aldo se endureció cuando su mirada se posó en Tommy. —Es