sus labios tocaron los de el en una caricia tan ligera como una suave brisa, un contacto tan leve, pero al mismo tiempo apasionado que hizo sentir a William mareado quien en respuesta llevo una mano a su cintura, pensó en porque se sentía tan extraño, pero en el buen sentido de la palabra. Sus labios se tocaban con dulzura en un movimiento acompasado como la sutil caricia de una pluma. Después de unos segundos Daphne se retiró, los colores comenzaron a subir a su rostro al percatarse de que todo el mundo los estaba observando, la mujer que caminaba en dirección de William parecía enfadada, casi se podía contemplar el humo saliendo de su cabeza por la furia contenida. William no dijo nada, miro a Daphne fijamente y paso su lengua por las comisuras de sus labios, como si saboreara