Estoy que, quisiera agarrar por el cuello a Mike Phill, y privarlo de respirar. Sí, estoy húmeda. Y lo que más me enerva, es que si es por él. —Ya quisieras —bufo. —A mí no me engañas, esposa…. Se te nota la cara de orgasmo, de aquí a la china. —Bueno, para qué digo que no, si sí —finjo limpiar algo en mis uñas—. Tuve un sueño bastante subido de tono, pero con en hombre de ojos azules. La sonrisa en su rostro se esfuma, en cambio, yo, sonrío triunfante, ante la forma de zafarme de este incómodo momento. —Tienes una hora para alistarte —demanda. Comienza a caminar hacia la puerta, y algo viene a mi memoria. —¡Mike! —lo llamo y el voltea—. Toda mi ropa, está en bolsas en tu maleta… —alza su ceja, viéndome con gesto de que no le importa—. Bueno… ¿Podrías ir a buscarlas por mí? Aguard