Frederick, no tenía que viajar a nada, no tenía razones de fuerza que lo sacaran de su país, pero lo que consideraba una mentira piadosa no era más que una excusa para continuar con su ardua tarea de alejar a Danielle de Amalia, lo estaba logrando, aunque no fuese una tarea fácil, pues su esposa estaba obstinada en tenderle una mano a esa mujer despreciable que era su hermana. Pero ese fin de semana sería para ellos y no iba a permitir que nada se lo arruinara, Frederick por alguna extraña razón sentía que tenía los días contados junto a Danielle, pero estaba lejos de esa pesadilla, pues lo ultimo en lo que pensaba ella era en separarse de ese hombre que tan inesperadamente había llegado a su vida. —¿Estás lista? —Por supuesto que si, pero mi hermana. —Te dije que contrate a una enfe