Promesas…

1363 Words
Yo adoro escribir de madrugada, puede ser el bajonazo de hormonas porque es de noche o el exceso de café que tomo en el día, pero a mí me funciona, y por años, no había importado si se trataba de Ramón desnudo a mitad de la cara en el centro de la ciudad, yo me levantaba, iba y no volvía a contarlo, lo mismo con Simonetta una par de veces que se bajó de un par de apuros de lujo porque a mitad del viaje se dio cuenta de que sus novios eran idiotas, y con Consuelo, ella siempre ha sabido llegar a casa, solo que esta vez, se le ha ido un poco la olla y ha llamado a toda su agenda de contactos; que su madre viene de camino, que su padre está conduciendo desde su casa al hospital, su tío, su prima y su esposo, su hermano y yo, y todos los que consideró apoyo emocional en circunstancias estuvimos ahí, y la persona de la que estaba huyendo también. Martín llegó justo al mismo tiempo que nosotros, no nos saludó, solo miró a Consuelo, a su padre y a su hermano en silencio, algo medio azurumbado con la noticia mezclado con el sueño y la confusión de la historia resumida que le dieron por el teléfono su hermano y su padre. —Consuelo—Le llama Ramón y se poen en medio de su hermana y su familia política. —¿Estás bien? —Creo que sí. —¿Consuelo, porque simplemente no te vas?—pregunta Manuel, evidentemente molesto con Consuelo, porque en su cabeza ella es la responsable de todo lo que está bien, ni es perfecto ni bueno en su vida. —Le he dado RCP, me gustaría saber que va a sobrevivir. —¡Le quebraste dos costillas! —En el curso dicen que es mejor quebrar a no dar la contracción —se defiende y yo voy a abrazarla. Mi cuñada llora desconsoladamente, su hermano y yo tratamos tranquilizarla. Su padre se une a nosotros y la abraza, le pregunta qué le han hecho y Manuel le responde a gritos que ahora ha intentado asesinar a su madre. —Manuel, tu mamá tuvo una reacción alérgica. —Tus amigos del golf te retrasaron y ella tuvo un problema con el tinte. Seguro no sabías que era alérgica al peróxido, ¿o sí, Consuelo? —Estoy asustada porque odio a tu madre pero no quiero que se muera, estábamos insultándonos. Como siempre habíamos querido. —Manuel, Consuelo no ha hecho más que ayudar. —Como cuando se metió a la casa y secuestró sus vidas. —Dale la anulación antes de que nos mate a todos, déjate de huevonadas, nos están cayendo las acciones, nos están aislando y no creo que la idea de que seas gay sea lo peor que nos pase en las próximas semanas, déjalo ir, ya. déjala en paz. —No voy a dejar para que se vaya con él, no voy a convertirme en su madre. —Dice y todos miramos a Manuel sorprendidos or el odio qué hay en sus alábelas. Es que c{o un hombre inofensivo aparentemente, se transforma en esta mierda de ser humano. —Manuel, qué equivocada estuve con respecto a ti. —Consuelo nos vamos—Dice su padre. Los abogados de Manuel ingresan con los agentes de policía y le informan que la ha acusado por doble intento de asesinato, artístico quien se había mantenido en silencio, aparentemente dolido en el miedo y el dolor, se acerca a su hermano y le toca un hombro. —No hay nada que puedas decir…. —Martín le da un puñetazo, uno que le hace caer en el suelo y yo sostengo a Ramón para que no le ayude. —Mi mamá amó tanto a tu madre y tanto a nuestro padre que decidió hacerse a un lado y seguir con su vida. La historia es totalmente diferente porque tú vives tu vida odiando a todo el que te rodea. No estoy triste por ti, ni por tu abuela o por tu mamá, y a partir de hoy, simplemente asume que no tienes hermanos. Felicidades, eres hijo único. Su padre intenta retenerle, tranquilizarle, disculparse pero Martín está violentamente enojado, y a mí nadie que me trata mal a la Consu me puede caer bien, pero… para darle una diminuta fracción de puntos, él ha intentado querer a su familia, ha intentado ser parte de ese grupo por tanto tiempo que no ha salido cuando parar, la familia, por más que nos digamos los unos a los otros que podemos elegirla, que a veces son los amigos, un marido o un vecino amigable, la edad es que todos, queremos siempre merecer el amor de la gente con la que nacimos, del papá al que idealizamos, el primo que es nuestro hermano y la tía que siempre resentirá a tu madre, bueno, para los Martín del mundo, el amor, no está en una sola persona, así que toca seguir adelante. —Señora Mondragón Murdok—Llama un oficial a Consuelo—Necesitamos que nos acompañe a la estación de policía. Hay algo que hace muy interesante a Consuelo es que en caso de que las cosas vayan mal, ella siempre tiene un plan A, B y C, el policía insiste en que debe llevársela e intenta oír su brazo, ella se escuda detrás de su hermano, y el instinto nos dijo a todos que ella correría, Consuelo murmuró un “Ayuda”, me giré para mirarla y estaba pálida como es de esperar cuando nos dicen que vamos a ir a la cárcel por haber agredido a muerte a dos personas, su madre, y su prima se acercan al grupo. Simonetta llama de inmediato a sus abogados y consuelo decide, que no se va a ningún lugar que no sea la cama del hospital, ayuda. Insiste, antes de desmayarse y es que yo que he sido su amiga desde la primera vez que tuvo que escapar de la realidad, pensé solo está fingiendo, pero del grupo de familiares y conocidos que rodean a Consuelo, soy la única actriz profesional, por lo que pedí por un doctor con urgencia. —Fingir un desmayo no le va a sacar de eso—Dictamina el abogado de los Bravo. —Ayuda, parece una convulsión—insisto y mi amiga que también fue a clases de drama. —Fingir un desmayo no le va a sacar de eso—dictamina el abogado de los Bravo. —Ayuda, parece una convulsión—insisto y mi amiga quien también fue a clases de drama, a pesar de no haber terminado el curso, se compromete con el rol que ha elegido, el de una mujer casi muriendo. —Está fingiendo — insiste el abogado. —¿Desde cuando usted es doctor?—le pregunto en medio de historia y continua pidiendo ayuda y sosteniéndole la cabeza para que no se golpee. —Consuelo es epiléptica desde los diez años—grita su hermano molesto, pero yo sé que no es verdad. Ya les dije que mi amiga se compromete a muerte, ¨muy comprometida¨ debería circular en su carnet de identidad, obvio sí que lo lleva grabadito. Como morirse no es una opción porque no hay botón de resurrección, pero algo que todos controlamos y la gente en una crisis convulsiva no, es la orina, y si ella tiene que orinarse o fingir su propio vómito va a hacerlo. Los médicos la suben a una camilla, y rádiame te la lleva a otra habitación, Ramón va con ella, Simonetta sigue peleando con el abogado, es que gracias a Dios no vino con rulos, pero si con la actitud voraz de alguien que no resiste una sola mala noticia, más. Simonetta se acerca a Manuel y le sacude de los hombros. —Manuel, yo no soy Consuelo, detén este juego de mierda o me llevo a toda tu familia entre las piernas, a ellos y todo lo que quieras, te lo juro. —¿Es una amenaza?—Se burla el abogado. —Es una promesa.
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