Nueras letales

1209 Words
Yo les prometo que cuando Simonetta se cansa, se convierte en la pesadilla de cualquier persona a la que anteriormente le dijo "te amo". Y es que si bien, Consuelo tiene un lado más teatral, un poco necia e incómoda, es una mujer que no tiene límites para infringir dolor y pesadillas a nadie más. Lo que quedaba de la noche era una lucha constante, un juego de poderes, pero sentada en un sillón mientras esperaban noticias de la esposa de alguien, Simonetta tomó el control del televisor, lo encendió y puso el canal de las noticias. Entonces, el único hijo del perfecto matrimonio que se cobijaba bajo el apellido Bravo, comenzó a invadir las pantallas de chismes matutinos, en fiestecitas de esas que son solo para adultos, en mascarados, vestidos de látex. El entonces prometido y ahora esposo de alguien, estaba siendo señalado públicamente como el hombre sexualmente activo y energético que es. El celular del señor Bravo sonó sin parar mientras observaba la pantalla. —Firma la anulación, porque eso solo son fotos y tengo videos —Replicó Simonetta. —Contesten el teléfono —Les pide Simonetta mientras juguetea con su café. El señor Bravo toma la llamada, y parece que desde su oficina tienen pésimas noticias, los inversores, clientes y socios quieren saber quién es Manuel, el joven que está a cargo del negocio, a cargo de su dinero. —Oh… miren, miren, creo que algo va a pasar —Señala Simonetta la pantalla, y todos miramos al novio no tan varonil de mi amiga, vestido de traje, muy simpático, conversando con un par de hombres, uno de ellos le lame el rostro, y el otro coloca su ano sobre la frente de Manuel, quien parece entenderlo todo, se pone de rodillas, y acaricia a ambos hombres, yo me quedo en silencio impresionada, por la censura que tiene que poner en el televisión, y es que yo es Simonetta y William sobre Manuel, el culebrón se pone espectacular, estaría furiosa si fuera parte del lado equivocado de la historia, pero, usando Manuel se abalanza sobre Simonetta e intenta golpearla, William por supuesto que se lo impide y le da una golpiza letal. ¿Qué más cree que puede hacer mal este hombre? Si yo estuviese en el lado equivocado de esta historia, estaría furiosa, porque ya no luce que uno avergüence a nadie por su peso, su pasado y mucho menos por sus decisiones sexuales, pero, aquí estamos viendo como el machismo tóxico de Manuel no lo deja avanzar en la vida. Su padre toma los documentos de la mano de Simonetta y oprime la mandíbula de su hijo. —Firma los jodidos documentos, Manuel. Uy, no… qué espectacular que es el chismesito. ¿Será que sí me dan un café y acceso a las cámaras de seguridad? Es que hay momentos en la vida que no se pueden tomar de forma ligera y verlos unas dos veces suena insuficiente. Se activa un código azul, y todos observamos como las enfermeras y médicos van hacia la habitación de Lucrecia, es que las complicaciones, no parecen detenerse… Yo personalmente prefiero que la señora Bravo sobreviva para que pueda ver todos los videos que Simonetta tiene de su hijo haciendo las cosas como ella piensa que no se deben hacer, y parece que fue un fragmento de esa noticia lo que acabó con la mujer cuyo estado era frágil y la familia de su nuera siempre esforzándose por darle una patadita para conocer a Dios, eso sí, se cancela el funeral, porque Lucrecia Bravo es una mujer tan fuerte como la mala hierba, y ha logrado resistir a la tortura de ser todo menos una madre perfecta. Simonetta, no deja de insistir porque Manuel firme los papeles, el señor Bravo se los quita de la mano y se los entrega a su hijo, le recuerda que es eso o quedarse sin nada. Simonetta sube al piso en el cual se encuentra su prima. La joven se está riendo junto a su hermano y su tía, quienes no pueden creer que se haya dejado medicar con tal de no ir a la cárcel. —No estoy lista para chupar coños todos los días, tía Aury —le dice a la mamá de Simonetta quien le sostiene la taza de té mientras se ríe. —Qué van a hacer contigo, Consuelo, es que no cambias —Se burla y le llena de besos. La mujer se baja de la cama, y se acerca a su hija, le da un beso en la mejilla y un abrazo, Simonetta, le mira sorprendida y le pregunta hace cuánto estaba en Mainvillage. —Vengo llegando, tu papá me dijo que estaban en el hospital y que Consuelo es asesina serial de mujeres con el apellido de su esposo. —Expareja —aclara Simonetta y le entrega los papeles a su prima. —Los ha firmado y tres copias. —¿Cómo has hecho? —Conozco gente a la que le he pagado deudas y conoce gente que organiza cosas abominables. —¿Llamaste a tu ex? —Y le pagué una tontería, a cambio de tu felicidad —susurra Simonetta contra su mejilla. —Gracias, Simmy. —Te amo y la próxima vez no te cases con un idiota. —No planeo volver a casarme. Lo único que quiero estar bien, con las niñas, era que llames a mi abogado. Simonetta sonríe e índice y le da un beso en la mejilla a su prima. Luego se retira de la habitación y su madre la sigue. Las cosas parecen tomar un ocho de calma, y Simonetta se apoya contra una pared, su madre, la observa en silencio, y la ve hacer todo lo posible por contener el llanto, su madre se acerca y la abraza con todos sus fuerzas, su esposo quien había salido por café, las ve a ambas y deja la bandeja en el suelo para ir a abrazarlas, los dos se reconfortan con su presencia, su padre le pregunta qué está mal y ella responde entre sollozos que es el bebé. —Qué le pasa cariño. —Nada, no le pasa nada, será una niña preciosa, le arreglarán el labio antes de nacer porque tenemos dinero, y conocemos profesionales impresionantes y nacerá sana, preciosa, y será divertida. Algo caprichosa, y puede que un pelín chineado pero nunca malcriada porque te tiene a ti, y cuando no sepas qué hacer o cuando nos invites tendrá una pareja de abuelos amorosos para cuidarle y criarle, la bebé va a estar bien. —Vamos a tener una nieta? —No sé, pero tengo la esperanza, has ido recientemente a las tiendas es una pared de niño por seis de niña. —Simón se ríe y le da un beso en la frente a su esposa, Arauna, le limpia el rostro a su hija, y le pregunta si quiere ir por un desayuno extra dulce. —Mamá, no tengo doce y eso está lleno de calorías. —Vamos, le compramos lechuga de desayuno a la reina de las calorías y comemos algo decente nosotros, voy a dejar los cafés y a traerme a William. Es que ahí empezó mi tortura. No se vayan muy lejos.
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