Con el Jesús en la boca

2070 Words
A mí me caga la mamá de mi mejor amiga, a ver; que todas las que hemos sido amigas de alguien, hermanas por elección de una persona que casi conocimos al nacer y entonces vemos los malos tratos constantemente, las mentiras, los momentos en los que no estuvieron y en los que no estarán, nos ilusionamos con los cambios que nunca llegan, como toda la vida de esa persona a la que elegiríamos amar se desmorona cada vez que ella lo permite. Vale, Aurora no es una villana completa; la carrera de esta mujer es impresionante, su ayuda hacia los más necesitados es inigualable, pero de vez en cuando los hijos van a necesitar a las mamás y yo creo fielmente que Simonetta nunca se ha dado el lujo de exigirle a su madre un poco de la atención (que merecía de pequeña) y mucho menos de adulta, pero, yo quiero entender qué considera esa mujer que significa ser mamá. Y… hablando de mamás no muy competentes, señoras y señores, la mía, la mujer que es una buena mamá para los hijos del mundo, excepto los suyos, mi mamá la cardióloga pediatra y neonatóloga, que adora a Simonetta como si fuera su hija o más porque nunca ha estado interesada en sus propias hijas, la abraza y le promete que todo va a estar bien, mi amiga me da las gracias en un susurro y yo asiento. —Gretta, me alegra que hayas llamado. —Yo le rogué porque te molestara. —Aclara Simonetta a mi madre. —Eres como una hija para mí, Simonetta, siempre que pueda ayudarte lo haré. Mi mamá es sincera en una cosa, siempre ha sentido a Simonetta como algo suyo, la hija perfecta, impresionante que no tuvo jamás. Bueno, que no fui, porque mis hermanas son impresionantes en todo lo que eligen, yo espero junto a simmy durante horas, se me olvida llamar a Ramón para avisarle que estaré tarde en casa. Él parece estar ocupado con lo suyo, pero cuando llego tres horas más tarde, le siento como que me estuviese esperando, está sentado tomando vino con mis hermanos, viviendo el despecho mientras una canta y la otra baila, coloco mi mano en su hombro y le doy un beso en la mejilla, mi esposo, gira su rostro y pregunta por el resto de mi tarde. Me acerco para que tome asiento en su regazo y le doy un mar de besos. —El bebé de Simonetta tiene labio leporino. —¿No se supone que esos bebés de laboratorio son súper sanos?—pregunta Ramón. —Sí, pero creo que ella tiene mala suerte o algo. —Lo siento, ¿no deberíamos ir o algo? —William lo tiene cubierto, mi mamá les ha conseguido un súper médico, les están haciendo exámenes a su bebé y mañana más noticias. —Greicy, hermana mayor—me llama Lina y Ramón se ríe. —¡Cómo me llamo yo? —les pregunta Ramón divertido y da un sorbo a la copa de vino. —¡Rambo!—gritan y le saludan, nosotros nos reímos, yo lleno de besos a mi esposo y voy a ponerle freno a la fiesta, que además están muy de acuerdo de que Greicy es una hermana muy seria, algo molesta, que pone demasiados límites, y ellas están mayores. Les obligo a tomar aspirina y un poco de suero antes de irme a mi habitación. Ramón está leyendo en el iPad, le doy un beso y las gracias por soportarse a mis hermanas antes de tomar una ducha y me pongo una bata de seda, nada demasiado sexy, pero sí cómodo, me siento al lado de Ramón en la cama, y le doy un beso en la mejilla y otro en los labios, le obligo a mirarme y le pregunto: —¿Crees que puedes estar conmigo toda la vida? —Quiero estar contigo toda la vida. —¿Sabes como algunos amigos prometen tener un hijo si están solteros a una edad determinada? —Lo he escuchado. —Bueno, si lo nuestro no funcionara, ¿tú crees que podemos ser los suficientemente maduros, respetuosos e inteligentes para seguir criando a alguien con amor, porque de verdad quiero ser mamá de todos los hijos que podamos tener juntos, pero no quiero que pasen lo que pasé yo en mi infancia, ni mi adolescencia. Me gustaría que nuestros hijos tuvieran dos papás grandiosos, siempre, independientemente de lo que sea. —Prometo que si te mueres seré mi mejor versión de papá, que si te enamoras de alguien más y quieres irte con él cuidaré y amaré a nuestros hijos por los dos, si cometo un error que no planeo cometer, voy a cuidarles. No quiero valorar panoramas en los que no estamos juntos, te amo, y estoy planeando una vida contigo, no una vida por la que pierdo. Ramón me da un beso suave sobre los labios, le acaricio el pelo y me acomodo encima de su regazo, le beso despacio y le acaricio, mientras disfruto del calor de sus años deslizándose contra mi piel, disfruto de cada segundo en que su cuerpo y el mío se funden como uno solo, en el que las promesas tienen sentido, y el amor, se vuelve fuego y hambre al mismo tiempo El mundo deja de girar y solo importamos nosotros y así debería ser toda la vida, todos los días, pero la verdad no siempre es esa para todos. Mientras mi vida se convertía en un cuento, la de mis amigas era una especie de pesadilla. Simonetta estaba experimentando el miedo de no poder proteger al bebé que tanto había deseado y Consuelo, tenía miedo de no amanecer viva, porque los Bravo habían llamado a la policía, a sus abogados y a todo dios para intentar sacarla de su nuevo hogar y ella había llamado a la prensa, había tantos agentes alrededor de esa casa que su suegro no podría coexistir con el escándalo por mucho tiempo. Y ese susto que experimentó Consuelo le duró solo unas seis horas, en lo que tardó en salir el sol, los noticieros de chismes se llenaron con la noticia de que los Bravo Mondragón habían decidido dejar a Mainvillage fuera del lujo y convertirse en un modelo de matrimonio joven y exitoso. Había fotos de la feliz pareja, unas de cuando recién se conocieron, otras de su compromiso y, obviamente, muchísimas fotos comprometedoras y divertidas de su boda en Vegas, esa boda en la que no solo la novia va en un vestido largo sino el nuevo marido, es una locura lo que el chisme puede hacer por una mujer, porque en tan solo tres horas había un hashtag muy llamativo recorriendo las redes de casi toda la socialité de Mainvillage, y es el siguiente: #Consuelodatecuenta. Y como la gente quería ayudarle a abrir los ojos, bueno… la gente que no quería demasiado a Manuel es desde el colegio habían señales, los que no le conocían de tanto generarnos u propios meses he s que Consuelo de esposa, es una especie de lo que nadie más va a volver a ver, una mujer de los seda, ama de casa, sexy y dulce si se lo propone, ahí estaba, preparándose el almuerzo rico en fibra para que su marido no sufriera de estreñimiento, un Cándido para la indigestión de su suegra y la verdad, su suegro con un martini bien cargado como el de la noche estaría contento pero, ella eligió preparar su famoso lomo al horno. —Ven, tomate un tequila conmigo —le llama su suegro y comienza a servir la bebida, el hombre toma dos chupitos de los diferentes vasos elegidos y le sirve uno a Consuelo. —Estoy bien, necesito estar sobria para cuando llegue mi marido. —Tengo una oferta. —Ah, sí… El hombre le extiende un cheque y una carpeta con los papeles del divorcio, Consuelo niega con la cabeza y le devuelve los papeles, luego rellena el cheque y pone el nombre de su hijo menor. El señor Bravo ve extrañado a Consuelo. Ella explica: —Quiero adoptar, y es complicadísimo si soy divorciada. Será ligeramente más fácil si soy una mujer soltera, por favor, convenza a Manuel. —Consuelo, creo que lo estás haciendo todo mal desde el principio. — le advierte su suegro. No te ha bastado con ela sino que te has casado y cuando él se ha ido tú lo has dejado. —Él eligió a su hermano y a su familia, son cosas que pasan, yo elegiría a mi hermano siempre, así que lo entiendo, lo que pasa es que hay dos niñas solas, sin mamá y yo quiero ser esa persona, me equivoqué, le lastimé, su suegra falleció pero nunca he sido una mala persona, siempre he querido a Manuel, pero no puedo cumplirle el capricho esta vez. —Lo siento, Consuelo. —Yo también lo siento, porque esto no va a terminar bien para uno de los dos. Consuelo continuó preparando la cena, y viviendo, con lo que no contaba era con que su suegra hubiese pasado un día horrible, el internet se la estaba comiendo viva, sus amigas habían cancelado eventos y actividades, era como si fuese una leprosa en la época de Jesucristo y para terminar de acentuar ese sentimiento su cabeza no le dejaba de picar, había tomado tres antialérgicos diferentes y ninguno había dado efecto sobre la comezón, la mujer entró en casa dando gritos como loca, rascándose y montando una rabieta, su esposo, se acercó para intentar tranquilizarla, pero no fue posible, ella le empujó y caminó hacia Consuelo, le dio la regaliza del siglo y cuando no le bastó con la tranquilidad de la mujer, le dio una cachetada tras otra, la joven se cubrió el rostro con ambas manos y su suegra siguió intentando lastimarla pero su esposo la detuvo. —¡Suficiente, suficiente! —Gritó el señor Bravo. —Consuelo, vete de aquí. —En donde esté mi marido voy a estar. — ¿Cuál marido? —Pregunta histérica, te follas a su hermano; no a él. Consuelo, que no puede ni verte, no te quiere, no te desea, esto es simplemente una farsa. Si tanto lo quieres dejar firma los hijueputas papeles. La mujer le tiró el limpión en el rostro y Consuelo se puso a llorar como especulan que lloró la muerte de Jesucristo, la María Magdalena y con el mismo desconsuelo de la Virgen María al ver el dolor en el cuerpo de su hijo, claro a ella le estaban arrancando las ilusiones, pero como la venganza es un plato que se sirve frío, mi amiga lloró, no me quedó claro si era solo para las cámaras de la casa por el dolor de tener que revivir los últimos meses en unas cuantas frases duras y malintencionadas. Pues sí, es muy real, llegué en iba a perder y les negó una pista, es la gente que tiene el apellido cuyo significado podría tener como sinónimo la palabra: descontento. Lucrecia de Bravo se rascó la cabeza enfurecida mientras lloraba, su esposo creyó que era parte de su berrinche cuando empezó a ahogarse, pero en el momento en que se llevó las manos al cuello y su rostro se tornó pálido, entendí que el paso de aire se imposibilitaba por su vía aérea y era necesario llamar por ayuda. Yo no sé ustedes… pero conozco lo básico de medicina, y he escuchado que la gente alérgica puede experimentar algo que se llama shock anafiláctico, la gente alérgica, por ejemplo; al peróxido en el tinte que su nuera pagó para que alguien más se lo modificara. Se le llama: Anafilaxis tardía… Sí… qué pena, ¿verdad? De seguro si se va con Dios muy poca gente va a decir: “tan buena que era”. Espero que Consuelo esté rezando porque esa mujer no decida irse a acompañar a su madre ni a Jesús yo rezo porque su novia en la cárcel me la trate bien y no sea de las que no se depilan pero les gusta correr… No me hagan trampa, comenten en ambos capítulo, ahora, no tengo tanto tiempo como antes, entonces me toca escribir y subir de un solo uno o dos, pero necesito saber si se están riendo o compadeciendo de estos personajes en cada capítulo, nos leemos.
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