Consuelito y la pala

1413 Words
Más que a su propia muerte, muchas mujeres le tienen miedo a la viudez. A despertar una mañana y encontrarse con su gran amor muerto. Hay algunas que son muy prácticas y tratan de adelantarse al dolor, y hay otras que simplemente esperan a que la triste noticia las golpee para comenzar a correr. En una situación de crisis, siempre quiero ser Simonetta. Ella se vistió rápidamente, llamó al servicio de cuarto por alcohol y un kit de emergencias, especificaron dónde estarían. Ella cubrió al hombre con una sábana y le puso alcohol en la nariz, luego le dio golpecitos suavemente hasta que despertó. Él abrió los ojos y se apartó de inmediato. —Señor, lamento haberle herido, pero necesito, por favor, que se vaya. —Simonetta. —Joven, tiene que irse de mi habitación —pide la joven mientras se frota las sienes—. Sabe qué, voy a indemnizarle. Simonetta se puso en pie y sintió que estaba en una pesadilla, una de las más grandes de su vida. Como cuando vas tarde al trabajo, cuando simplemente sabes que afuera están por cortarte la luz, son experiencias aterradoras, que yo jamás he vivido, pero más de uno me ha contado, ¿verdad? Que se les cierra el culo, les suda la frente y, sobre todo, hay unas palpitaciones y un hormigueo impresionantes. ¡Fatal! Lo pasan fatal. Mi amiga sacó trescientos dólares y se los extendió al hombre que identificó como un estriper. —Tranquila, Simonetta, soy William, tu esposo. —¡Esposo! —repite incrédula—. No, no, ¡no! —Regresaremos a nuestro país y nos divorciaremos. —¿Quién eres? —repite la pregunta Simonetta, muy confundida por las palabras de su "esposo." —Soy William, tu marido, nos conocimos ayer en el avión de camino hacia acá, fuimos de fiesta, nos casamos y creo que ya nos vamos. —¿¡Quién rayos eres?! —No sé a qué hora sale el vuelo, creo que nos tenemos que ir. —Necesita irse, sí, de mi habitación. —No puedo abandonarte porque eres mi esposa. —¡No sé dónde estamos! —grita frustrada. —Estamos en Las Vegas, nos conocimos ayer y nos casamos. —Eso es algo que jamás haría —le dice Simonetta—. No planeo estar casándome y divorciándome. —Ayer nos casamos —dice William y le muestra su mano—. Ve, ese se lo di yo. —¿El que es comestible? —pregunta y observa el confite mientras lo mastica. Eso no tiene sentido, ella adora el dulce pero no las imitaciones y de toda la vida, era una humillación a los artesanos de joyería y a los de caramelos, porque mil formas divertidas existen para un confite y una joya original es el mejor regalo que se le puede hacer a una mujer. Eso solo demostraba la doble bajeza que habitaba en William, pero lo que más le dolía, mucho más que el dolor de cabeza debido a la resaca, era la vergüenza, de recordar cómo habían coqueteado de una forma totalmente fuera de lugar durante el vuelo en avión. No podía haberse sentido más nauseosa cuando recordó sus insinuaciones en el bar y peor aún, cuando en su cerebro recorrieron vívidas imágenes de lo que hicieron justo después de perder a Manuel. Ella salió corriendo directo al baño, vomitó una y otra vez y William fue al baño a tratar de ayudarle. En su lugar, recibió una terrible respuesta negativa. —Solo déjame ayudarte —pidió. —No gracias, según lo que recuerdo eres un deportista fracasado, papá adolescente, que no sirve para una mierda y probablemente planees arruinarme. —Grita la mujer y vuelve a meter su cabeza en el inodoro, vomita sin poder parar y William la deja sola en el baño, pero no se va por miedo a que se ahogue. El joven no conoce a Simonetta tan bien como yo, y a pesar de que le duelen sus horribles palabras, no puede dejar de pensar que ella ha deducido de sus historias lo mismo que su padre, sus hermanas, su ex novia y sobre todo su padre: él es un fracaso tras otro ambulante e incluso cometer la insensatez de casarse sin saber con qué clase de monstruo se casaba lo demostraba. La joven decidió tomar una ducha y cambiarse, cuando salió envuelta en la toalla se encontró nuevamente con William, esperando en la habitación, tenía una bandeja de desayuno para ella y ya se había vestido con lo que traía puesto la otra noche. —Tengo un montón de defectos, pero no soy un ladrón. Firmaré lo que tenga que firmar para renunciar a tu dinero y anular este matrimonio tan rápido como sea posible —él no espera la contestación de su esposa, simplemente se va, sintiéndose culpable y avergonzado, toma asiento y escribe en nuestro chat de amigas. Simonetta ¿Qué pasó anoche? ¿Qué tan borrachas estábamos? Gretta Demasiado, pero, a lo hecho pecho. El lunes por la mañana resolveremos, Ramón y yo planeamos tomar un vuelo comercial hoy en la noche. Simonetta El jet está esperándonos, ¿qué tal si nos vamos juntos? Gretta Genial por nosotros Simonette ¿Están juntos? Uy... qué románticos. Gretta Llevamos juntos 36 años de nuestras vidas, esto será rápido y eficiente. Consuelo Qué tan rápido y eficiente es divorciarse. Simonetta Oh no alguien la tiene pequeña. Gretta JAJAJA Lo que te pasa por mentirosa. Consuelo Necesitamos hablar en persona urgente, porque esto es algo que no se puede escribir, no es solo el tamaño, es el hecho de que no funciona. Simonetta Un fármaco: Viagra. Consuelo Socia, te juro que le he dado dos y nada, flácido como los bananos que usaba la abuela para el pan. Simonetta JAJAJÁ ¿No se le levanta pero ni con globos? Consuelo Nooo y aquí estoy en mi luna de miel loca de las vegas sentada en la tina del baño e s c o n d i d a de la vergüenza ajena. Porque esa erección inexistente no es mi culpa, okay, es un problema 100% suyo, yo soy guapísima, deliciosa, paro el tráfico vestida de empresario macho y este huevón no puede levantar su pala por SU culpa Simonetta Y opino que algo tenían esos chupitos de celebración que todo lo que recuerdo de después no es algo normal. Mira, Ramón y Gretta están juntos en una habitación. Consuelo Nunca quiero saber sobre el pene de mi hermano pero... ¿eso se ha levantado ha sido utilizado durante las últimas 24 horas? ¿Alguna de ustedes ha consumado su matrimonio? Simonetta Para efectos legales no, pero amanecí dormida y con dolor de uso así que sí, pero al juez en Mainvillage le voy a decir que ni conozco a ese hombre y jamás me ha metido un dedo. Consuelo ¡¡Gretta!! ¡¡Gretta!! ¡¡Greeeeeettaaaaa!! Responde que sino voy y les abro la puerta. Gretta Sí, le funciona de maravilla. Lo de Manuel ya es... defecto de fábrica. Simonetta Le has intimidado con tu súper coño Greta JAJAJA Estoy casi segura de que se le abrió de piernas y le mostró a la Consuelito original, como cuando le dio herpes ¿te acuerdas? Contexto histórico de alta importancia: érase una vez, una amistad mía, llamada Consuelo, quien en la primera etapa de su vida, (digamos la segunda /adolescencia y adultez joven) gozó de una vida s****l muy activa. En su paso jovial entre Andrés (un jugador de fútbol americano, muy amigo de su hermano), y Héctor, (el asistente del entrenador), no ríen claro todavía cuál de los dos, le ha pegado un herpes en un lugar muy incómodo. Consuelo, llevaba días con la sensación de irritación y dolor sentía una pequeña bolita con líquido en un lugar incómodo. Después de mucho sufrir a lo largo del día, legó a casa decidida a encontrar la lesión que vivía en su cavidad. Se subió a la barra de la cocina, colocó un par de espejos en la cocina, se bajó las bragas, abrió bien sus piernas y procedió a inspeccionar su cavidad, con lo que no contaba era con la escasez de luz y cuando nosotras entramos a nuestro apartamento compartido, pudimos ver su herpes en el canal vaginal, a su Consuelito  y todo lo que le conforma, incluso la decoración que llevaba: un piercing. Consuelo ¡Las odio!
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