Los Bravo

1672 Words
Yo considero que no puedo ir más allá de las Vegas sin saber qué pasó en la habitación 893, en el octavo piso de un hermoso hotel, en el que se hospedarían por primera vez los esposos De Bravo Murdock. Es que la reina del imperio del dulce había encontrado al príncipe azul y lo que más le gustaba de él era que no le robaba tiempo de su carrera o de su vida, que siempre era dedicado, amoroso y muy respetuoso. El problema de este nuevo marido era que no parecía tener intenciones de faltarle el respeto a su mujer y ella, con los calores y las ilusiones, había iniciado desde la noche a intentar ganarse toda su atención. Besó el cuerpo alcoholizado de su hombre y no recibió respuesta, y Manuelito siempre había sido de esos que no llevan muy bien el alcohol, porque de dos copas ni por caer bien no pasa. Y usted, sabrá todo lo que se tomó y lo que no en las últimas horas, por lo que Consuelo inició su matrimonio haciéndose un dedo en la ducha y preparándose para la mañana explosiva de placer que tendría. Es que mi amiga, con todo y lo borracha que estaba, se tomó el tiempo de exfoliarse, preparar su piel con crema hidratante y saborizada, bragas comestibles y brasier de una talla o dos más pequeña. Ella para conquistar es impresionantemente insistente. Que sí. Y a ellas hablé de la genética de esta mujer en específico y no tengan duda de que estaba dispuesta a cualquier cosa para encender la habitación y el planeta. A la mañana siguiente, Consuelo despertó primero que su marido, así que pasó sus manos por su rostro varonil y le movió un poco el rostro con la intención de despertarlo. Le dio un par de besos, le acarició el abdomen peludo y recorrió con su mano el abdomen de Manuel, el cual se giró y no quiero decir que se tiró un pedo, pero pasó gas por su sistema digestivo y su esposa lo observó indignada. —Manuel. —le llamó Consuelo. —No puedo, no puedo abrir los ojos. —dijo él, y ella tomó asiento sobre la cama, lo miró molesta, pero no dijo nada, solo tomó la almohada y le dio un par de golpes. —Consu, de verdad. La joven se puso una bata y llamó al servicio de habitaciones, pidió agua, muchos alimentos y un desayuno nupcial completo y, si era necesario, un médico con todos los líquidos que fueran necesarios para que ese hombre abriera los ojos. Es que de verdad no entendía. Ella se tomó una aspirina, bebió agua y esperó el desayuno del servicio de habitaciones, que no tardó en felicitarla por su matrimonio. La mujer sonrió y tomó asiento en la mesa para esperar al médico, el cual le dijo que era casi normal que tuviera tanta resaca si era una tras otra, su esposo ni cuenta se dio de que le colocaron medicamento en el brazo. Ella esperó con paciencia y respondió unos mensajes por correo, luego le habló a su madre, quien había dejado miles de preguntas sobre la boda en su teléfono. Consuelo saludó a su madre mientras desayunaba. —Hola, mamá. —Hola, princesa —le saludó. —Quería saber cuál mantel te gustó más. —Mamá, ¿eres feliz con mi papá? —Uhh... elabora esa pregunta, ¿de qué va, de nervios nupciales o realidades? —La que me venga mejor. —Vale... tu papá y yo no vivimos un cuento de hadas, no es fácil, tenemos que esforzarnos y hacer concesiones, pero no recuerdo un solo día de mi vida en el que no haya estado aquí, mirándome, sonriendo, siendo mi apoyo y mi seguridad. —¿Cómo le elegiste? —La verdad —preguntó su madre y ella se rió. —Por favor, la verdad. —Fui a esta presentación de sociedad y lo vi, tomando fotos de las quinceañeras porque su padre quería que tuviese un trabajo más formal, más seguro. Tu papá llevaba el pelo hacia atrás, las cejas peinadas y se esforzó por esconder sus tatuajes en las manos, pero los vi. Entonces me acerqué y le pregunté si podía fotografiar un evento de mi familia. Y me preguntó si estarías tú, me reí tanto que luego me costó respirar. Luego nos hicimos amigos, nos conocimos y definitivamente el secreto, hija, es siempre mirar al padre de tu novio, es la versión mayor, fea y desgastada, y si lleva cabello; es una buena señal. —Mi abuelo es calvo, mamá. —Sí, por eso empecé temprano molestar a tu padre para que se pusiera células madre y mira qué guapo está. —Está muy guapo papá, se ve sexy y fuerte. —Demasiado sexy y cero problemas de próstata. —Dato importante. —Sí.—Responde. —Hija, qué pasado. —Sé que el sexo no es lo único en una relación, pero... Manuel nunca me ha tocado. —Puede que sea conservador. —Ya sé... ¿Mamá, pero, qué tal si no le gusto tanto? —Consuelo a mí me hubiese gustado que esperaras a los veinticinco, pero, tu sistema reproductor está en uso hace años, y tú tienes más genes de tu padre que míos, seguro puedes seducir a tu prometido y llevártelo a la cama. Se te pasan los nervios y eliges un mantel, de paso si no te gusta, te casa y te divorcias luego porque estoy muy emocionada con esta boda. Estoy casi seguro de que tu hermano nunca va a encontrar a una mujer decente como para que quiera invertir tiempo y dinero para planear una boda. —Te sorprendería, madre... —¿Ramoncito está saliendo con alguien?—pregunta emocionada su madre. —No voy a hablar de la vida s****l de mi hermano. —Qué mal me caen los dos, bye. —Se queja la mujer y su hija le envía besos y finaliza la llamada. Consuelo y se va a acostar al lado de su esposo, pienso en el matrimonio de sus padres y piensa que se debe ser el verdadero secreto, lo diferentes que son el uno del otro, polos opuestos. En cambio, Manuel y ella son muy similares, casi no había espacio par sorprender. Del matrimonio de sus padres siempre había opiniones como que su mamá era una especie de paganini y su padre un vago desinhibido, cundo la realidad era, que manejaban las cuentas de manera fenomenal. Siempre había risas entre ellos., complicidad, amor y lealtad, era todo lo que anhelaba en una relación. Sus papás se apoyaban y se adoraban el uno al otro sobre todas las cosas. Consuelo durmió casi media hora y cuando despertó, vio a Manuel ya duchado y desayunando lo que quedó en la bandeja. Ella tomó asiento en el borde de la cama y después de estirarse, se acercó a él, como un tigre que planea devorar a su presa. —Buenos días, mi amor. —Buenos días, cielo. —Manuel, necesito que me folles salvajemente, contra ese ventanal. Necesito que estés apasionadamente enamorado de mí, que te arranques el suero y decidas ser exclusivamente mío. Sobre todo, que me hagas sentir como una diosa. Manuel estaba confundido al principio, pero Consuelo se desató el cordón que mantenía su bata unida, esa pieza de seda cayó sobre el suelo y el cuerpo espectacular de Consuelo quedó al descubierto. Manuel vio a su esposa de pies a cabeza, se puso en pie e intentó hacer lo que ella pedía. La besó y la acarició, y trató con la misma intensidad de tener la erección que necesitaba en ese momento. Pensó en Chayanne, Ricky Martin y Gisselle, la modelo guapa, casada con Tom ¿algo?, pero nada, su parte no se levantaba. Consuelo puso mucho más de su parte, llevó las manos de Manuel sobre sus pechos, le invitó a acariciarlos mientras ella jugueteaba con sus testículos, peor no había respuesta por parte de su pene él simplemente no quería jugar. A su propia seducción. Consuelo puso de su parte, besó las orejas de su esposo, su cuello, le acarició lentamente, llevó las manos de manuela a sus pechos y los estrujó antes de jalarle el pene con desesperación. —¿Esto te ha pasado antes? —No. Ella vio el m*****o flácido y a su esposo y trató por todos los medios, sus manos su boca, su voz más sexy, ese aparato no respondía simpelmente parecía desinteresado. La joven fe a su bolsa y le dio una viagra, su esposo, le pidió que se relajara usó aceites y le dijo que era normal. La anticipación no nos pone a todos, fueron sus palabras, tampoco después de tres viagras y después de unos minutos se acaricia, rezar y pedir, entendió el mensaje, no era solo su pene, era su cerebro siendo totalmente transparente y diciéndole que no le deseaba. Al menos eso entendió, Consuelo, el cual fue a esconderse al baño y vio videos en sus r************* de perros abandonados buscando el amor de un familia y pensó en las alergias de Manuel y como nunca tendrían un perro amenos que se divorciara en su primer día de matrimonio. Lo que pasa en las Vegas amigas, es una locura, pero quiero que sepan estas dos cosas: no se queda en las Vegas, casi nunca se queda ahí y las norma del nuevo rey (papacito delicioso, insoportable, creído y enamorado de su esposa, el presidente, y hombre caliente, que pone mano dura a Mainvillage, Sergio Caine Smith Burwish Pieth). Estoy seguro de que con ese montón de apellidos paternos. Este poderoso hombre, que tiene tanto que decir sobre la vida de quienes habitan el país que confió en él y votó por él… bueno, espero que él sobre todas as otras personas y el club de hombres que rodeaba a su madre el día de su nacimiento se diviertan con lo que estamos a punto de sufrir.
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