La realidad…

980 Words
Si alguien se atreviera a dar mi opinión sobre la vida de mis amigas y familia, la realidad es que les exigieron mucho desde muy temprano en la vida, yo recuerdo haber estado en casa de los Murdok y que les estuviesen dando clases de finanza, recuerdo que todas las tardes durante su época de colegio se iban a las oficinas a trabajar y que en vacaciones de la universidad un 60% del tiempo lo pasaban trabajando y el otro 40% estaban vacacionando mientras aprendían algo. Exigirles a los hijos areca la forma más fácil de llevarles al éxito, pero creo que es la receta perfecta para quebrarles emocionalmente, porque ninguno estaba listo para tanta responsabilidad antes y todos crían que devolverle a la empresa y darle fuerza y forma al negocio familiar lo era todo en la vida. El resto del viaje los dos fueron en silencio, metidos en su propio mundo. Ramón y Simonetta se bajaron y fueron hacia la recepción, la secretaria les dijo lo obvio,era de noche y no se permitían visitas. —Mi prima esta aquí voluntariamente y queremos saber que está bien. —No se aceptan visitas y el médico no los dejará ingresar. —Ya, pero, queremos hablar con el médico. —Son familia. —Sus contactos de emergencia, Ramón Mondragón y Simonetta Murdock. Los dos esperaba al médico, quien les sugiere que Consueloe tá muy bien, pero descansando. —Somos gemelos y doy fe de que mi hermana no ha dormido a las siete de la noche nunca en su vida, exijo verla o llamo al dueño. —Respondió y el médico se negó. —Hemos tenido que sedarla. Ramón llamó primero al médico que había referido a su hermana a la clínica, este le contestó de inmediato que Consuelo no estaba en un cuadro que requiriera de sedación, pidió contactarse con el médico quien insistió en que les retiraran del recinto y a ver que ellos no esperan que le abrieran las puertas del sácielo solo porque sí, pero la resistencia de ese hombre, les preocupaba, y así mismo lo sintió el doctor Vidal, quien les prometió que estaría ahí en menos de una hora. Ramón y Simonetta se sentaron en el auto a estar en silencio. El valorando la necesidad de un abogado y ella en la de llamar de verdad a la policía y a los dueños. —¿Qué tal si la han violado o si le pegan? —No creo que sea ese tipo de lugar. —No, terminas de conocer a nadie, ni siquiera a tu familia. —¡Simonetta? —No, Ramón, te necesito y me has escupido en la cara. Renunciaste. Has renunciado, cundo has sido mi mano derecha desde que inicié has estado en cada paso, eres mi compañero. Te he apoyado siempre y sabes a dónde y cuántas veces he ido al infierno por ti. Cuántas veces no te he protegido y me has dejado con el culo al aire, teniendo que pedirle a mi papá que regrese, con un niño enfermo, tú se supone que eres el hombre de mi vida y me has tirado… —Simonettta, no es personal, estoy pasando por algo. —¿Justo ahora? —Lo siento, pero hace mucho no quiero hacer esto y he estallado. —Tu ibas a quedarte mientras yo me tomaba una licencia de seis meses o un año. —Lo siento, Simmy, pero, no quiero. La frustración es palpable, porque los dos habían tenido buena relación de toda la vida, compañerismo al máximo, y una alianza que los demás envidiaban. El negocio había requerido de cambios de imagen, más publicidad. Cambios incluso en sus recetas y tanto Ramón como su prima habían logrado un fuera un éxito absoluto, simplemente para dejarlo ir de la nada. Ante todo, por más que quieran evitarlo mi marido es un hombre muy creativo y su prima una negociante así que ella tira la carnada p: —Te triplico el salario. —Quiero ser valorado económicamente sin tener que amenazar con irme. No quiero ir, quiero invertir tiempo y dinero en crecer mi agencia de publicidad, quiero un trabajo de productor y quiero formar una familia. —Voy a invertir en la empresa de publicidad, un millón de dólares inicialmente y si te quedas el año, te doy cinco, pero no me dejes ahorita. —Simonetta, Me estás pidiendo que ponga en pausa mis sueños, ¿tu familia y tu vida son más importantes que la mía? —Tres veces por semana y un sábado al mes. —Insiste Simonetta—Sabes que no es así, Ramón. Sabes que no podemos dejar la empresa en manos de cualquiera y un préstamo puede ahogarte, te estoy dando el dinero para iniciar sin deudas, de mi bolsillo, no de la empresa para que nadie diga que necesitaste un favor, quieres labrar tu camino; ¡te apoyo!, pero, no me dejes sola, por favor. El doctor Augusto Vidal había escuchado” una que otra broma” de esas que ningún médico debía de hacer, con respecto a sus pacientes, por parte de la persona que estaba a cargo, Consuelo, con quien había interactuando lo suficiente como para darse cuenta de que no es realidad, la paciente más colaborativa del mundo, le preocupaba muchísimo. El joven vio a sus familiares aparcados en el estacionamiento, los dos bajaron, le saludaron y le siguieron por el lugar. Vidal, se presenta con la secretaria y pide que llamen al médico lo más pronto posible, este se rehusa a darle explicaciones y Vidal ejecuta la idea de Consuelo, sin pensárselo dos veces llama a los dueños y supervisores de la clínica. —Exijo ver a mi paciente. —Insiste. Cortito pero bonito, comenten muchas como unas diez, todas pueden comentar mil veces pero por cada lectora diferente es más probable que suba el maratón.
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