El resto de la tarde paso leyendo sobre los temas que comentamos en la comida y fascinada con todo lo que había que decir, haciendo apuntes, y escuché un pedazo del anuncio del podcast que grabamos hoy. Preparo la cena y le escribo a Ramón para ver si va a retrasarse y él asegura que hará todo lo posible por volver a casa temprano. El timbre de casa suena y voy corriendo a atender pensando que son mis hermanas, pero, en su lugar, me encuentro un par de ramos jumbo de flores, abro, y Simonetta y Consuelo ingresan en casa.
—¡Feliz primer día!
—¿Qué hacen aquí?
—Ramón nos contó que salía un pelín tarde, pero que te ama mucho, nos mandó a comprarte rosas, y esta es de su parte —Una sola. —Esta es de nuestra parte.
Las niñas y Wallace vienen con más flores y cajas de pizza, me río demasiado y abrazo a mis amigas, y a mis sobrinos, les propongo una foto para mandarle a mi marido. Y Consuelo propone subirla a i********:. ¿Quién me ama más, mi marido, el que solo envió una rosa pero a todas las resonancias buenas de la vida, o mis personas que hasta pizza trajeron… Ramón, más detalles.
Ramón fue el primero en comentar.
Uno no ama más al repartidor que al que paga… pero bueno, pásalo bien con los impostores, en un rato tendrás más que seguro quién te ama más.
¿Se puede hablar de esas cosas en comentarios públicos?
Ramón
Impostoras, no van a silenciarme.
Simonetta
Trabaja, empleado.
Gretta
Te esperaré, guapo.
Terminamos de reírnos de Ramón y vamos todos corriendo a comer. Alice, quien ya me tiene un poco más de confianza, me contó que mañana van a ir al médico a una evaluación cerebral y que hoy fueron al dentista y dijo que va a tener su otro diente muy pronto de regreso.
—Esas son excelentes noticias. —La felicito.
—Yo creo que los frenillos son innecesarios, no están tan chuecos.
—A ti no te gustó el precio, pero tenemos un buen seguro que me reembolsará una parte, y si no tenemos el dinero. No vamos a padecer carencias innecesarias.
—Es un lujo.
—Mi amor, es una necesidad, tienes las muelas muy grandes, te generará dolor más adelante y necesitas acomodar los dientes un poco, sobre todo abajo, para que tengas mejor mordida.
—Vamos, comamos juntas y felices. ¿Cómo va la lista de colegios?
—Nos recomendaron iniciar en público este año y hacer cambio el próximo, ya con notas y todo. Encontré uno privado con un montón de actividades extracurriculares, cerca de casa, muy especializado, pocos niños, mañana vamos a verlo.
—Eso suena genial, ¿qué actividades extracurriculares les llaman la atención?
Las chicas se ven la una a la otra y niegan con la cabeza.
—Yo elegiría un idioma y un deporte. —sugiere Wally. —Acá hay mucha gente políglota y a la hora de conseguir un trabajo es necesario.
—¡Y el deporte?
—Disciplina y trabajo en equipo.
—¿Qué tal si karaokeamos y bailamos en honor a mi nuevo trabajo? —propongo mientras voy a buscar mi equipo de karaoke, las chicas nos ven como si estuviésemos locas, pero abrimos nuestro show con Pandora, y nos queda espectacular, es que años trabajando el número. Las niñas se ríen y se animan a participar, Wally canta algo de rock y nosotras hacemos de groupies, él se ríe y se burla de nuestras locuras, luego las chicas se unen a la fiesta, es una locura, me río tanto que cualquier problema desaparece.
Una hora más tarde, William se une a nosotros, nos acusa de estar locas, pero canta un merengue y nos pone a todos a bailar. Simonetta quiere saber quién es Carolina, todas reímos a carcajadas. Los dos nos reímos un montón, lo gozamos con los pasos de baile de Wallace y Alice quien está disfrutando demasiado con Consuelo, esta parece feliz de la vida.
Enamorada de la vida y eso me alegra.
Ramón ingresa con una bolsa de regalo, una caja de chocolates y un grupo de repartidores de flores que dejan toda la sala de mi casa cubierta de flores.
Los dos sonreímos, mi esposo me da un abrazo y un beso, me abraza y me felicita por el trabajo nuevo y por lo mucho que estoy esforzándome por ser mi mejor versión, le abrazo de vuelta y le acaricio la espalda emocionada, porque, la verdad, si no fuese por las majaderías de Ramón, probablemente no tendría este trabajo.
Mi esposo me llena de besos y su hermana me apura para valorar la calidad del regalo.
Son joyas, unos aretes y anillos con nuestras iniciales, le lleno de besos y Ramón sonríe.
Capítulo.
Esa noche cuando se van los demás, me quedo mirando mis nuevos regalos, todo grita Gretta y Ramón, y ya me imagino pasándoselo a mis hijas y a mis nietas y siendo así de feliz siempre.
—¿Mi amor?
—Sí.
—Te estaba hablando.
—Lo siento, me distraje, ¿qué decías?
—Que si querías casarte conmigo o si ya no quieres… podemos planear algo sencillo, solo nosotros y el par de demonias, pero algo bonito, como para bendecir.
—La abuela Consuelo estaría tan orgullosa.
—¿Verdad? —responde divertido y me da una libreta y un lápiz, se acuesta a mi lado y le doy un beso en la frente.
—Sí.
—¿Quieres la misma fecha?
—Sí.
—Entonces… solo familia.
—Bueno, tú tienes tus amigos y tu círculo, podemos añadirlos, y yo podría invitar a mis nuevas compañeras, nada muy llamativo, pero sí, casémonos.