Los gestos

1664 Words
Consuelo escucha a sus hijas conversando entre sí, riéndose y observa a lo lejos a la menor de sus hijas en los columpios para decir: —Ustedes dos nunca han tenido una mamá, y yo no sé bien cómo ser una soy una hermana espectacular, una mejor amiga inigualable y soy excelente prima. No pienso fallarles, pero para que nuestra relación funcione, tiene que haber confianza como cuando te acercaste a mí y me pediste ayuda. No importa cuán complejo sea, voy a pelear con uñas y dientes por ustedes, ¿Queda claro? —Las dos chicas asienten y Consuelo les acaricia la espalda a ambas. —Mañana iremos al ginecólogo, les darán un chequeo, elegirán de forma informada un método anticonceptivo y van a prometer no tener más sexo hasta los treinta y cinco. —¿Por qué esa edad? —Entre más esperen o menos sexo tengan, más probabilidades de tener una carrera exitosa, sino vean a Simonetta. Consuelo hizo una señal a la más pequeña para que se acercara a ellas. Tomó una foto junto a a las tres niñas y la puso de fondo de pantalla. No pudo evitar ver el siguiente mensaje de Martín: Consuelo, solo dame la oportunidad de hablar. Te amo, estuve confundido, hice las cosas mal… Ella eligió no seguir leyéndolo. Martín había desaparecido pro completo de su vida, había huido, se había robado un pedazo de ella, Manuel le quitó las ilusiones , pero, Martín había ido a su casa, se habíaa confortado en sus carnes y a la mañana siguiente se fue, sin una nota, sin una palabra, sin nada, solo dejando el olor en sus sábanas, la sensación en su piel, y muchísima tristeza y dolor, una tristeza que le había enviado aun hospital psiquiátrico y justo cuando estaba superándolo quería hablar. ¿De qué? ¿Por qué ahora? Mi pregunta tiene que ver con raón, con lo que queremos hacer, estaba por cerrar un negocio y alguien le preguntó si eran ciertos los rumores de boda, mi esposo sonrió con gracia y confirmó que estábamos en planes ya que estábamos deseosos de casarnos e iniciar una familia, lo que la gente no sabes es que mi mamá está lo suficiente enferma como para que no sea moral casarse, pero… de verdad, Ramón y yo deberíamos dejar de lado esta idea que tenemos de iniciar una vida juntos, una familia… —Conozco un lugar precioso, en Valle Esperanza. —¿En los viñedos de los Luthor? —Recuerdas cuando fuimos hace unos años. —Sí, estabas con Valentina. —le recuerdo. —Gretta… —Dice Ramón mientras se sienta en la cama a mi lado. —Te amo muchísimo y no puedo eliminar del planeta a mis ex parejas, lastimosamente son un montón, pero ya terminó, lo que sea que sintiera o viví con ellas acabó ppor completo. —Lo sé, pero con Valentina en especial… —Especialmente con Valentina no podía funcionar, Roque me gustaba muchísimo ella, como nos veíamos tú cómo nos hacíamos sentir, pero no su forma de ver la vida, no es lo que quiero para mí o para formar una familia, tú añoras estabilidad, yo añoro lealtad y compañía incondicional. Gretta, de verdad, vas a dejar que el pasado nos arruine el presente? Mi trabajo es divertidísimo, iniciar el día con un grupo de mujeres seguras de sí misma, apasionadas, divertidas y demasiado inteligentes de verdad que le cambia la vida a cualquier persona. Obviamente, me esfuerzo por estar al nivel, por participar y ganarme a su público, y después de tres días de estar al aire, todas me esperan con el café de la mañana en lo que es mi oficina —La gente te adora.—Anuncia Isabela mientras me acerca mi café. —¿Cómo saben dónde están las métricas? —Has revisado tus r************* . —Mi encargada de r************* es Consuelo, voy a llamarla. Saco mi celular y la llamo, escucho música de fondo, y a las niñas conversando entre sí. —Consu. —Estoy manejando Titi, ¿qué pasó? —pregunta y continua hablando. —Ramón está en modo corta venas y no quiero elegir lados, pero… Gretta, qué putas, mi hermano te adora, a qué estás jugando… le soplas la polla, puedes ponerte un vestido y decir que le amas enfrente de la gente. Es mi hermano y lastimosamente tengo que elegir lados, yo, Consuelo, tu cuñada opino eso, pero Consuelo tu mejor amiga antes de que Ramón practicara… incestoamistoso… Bueno… la gente normal tiene exes, y mi hermano tiene unas seis ex que son locas y cuando se metan contigo yo misma me encargaré de recordarles que son unas perras, zorras, sucias. Ahora… la clave de qué. —La clave de mis r************* . —El celular lo guarda solo, tienes que meterte y muchas felicidades, estás rompiéndola en i********:. —¿Para que uno sopla un pollo?—Escucho que pregunta Alice. —Nadie nunca debería haberte dado un niño pequeño. —Lo sé… la estoy arruinando. —Para cocinarlo, los soplan para que se mueran —Resonde su hermana y las cuatro de se quedan en silencio. —Bye. —Te amo. Todas mis compañeras parecen endientes de la llamada, yo reviso mi celular y veo el i********:, intento entender qué unas son los corazones, pero los comentarios que han dejado en mi cuenta parecen fascinantes. —Tengo que aprender a usar esto. ¿Cómo les digo que me gusta? —Oprime el corazón—me enseña Atlas. —¿Por qué no hablamos de la privacidad vrs la vida pública? Ustedes dos defienden no saber usar una red social y nosotras haber estado expuestas toda la vida. —Eso me parece maravilloso. —comenta Isabela. —Van a perder. —respondo y las tres ríen. —La privacidad y el low key, es lo que todos aspiramos. —Sí, pero, hay gente que quiere gamos , quieren compartir sus vidas genuinamente. —Vale, entonces, ¿cuál es el plan? —El plan es discutirlo mañana. —¿Cómo va el libro Gretta?—regunta Atlas. —Es… interesante. —Estás bloqueada. —No… no… solo… muy poco fluido. —Ya, pásame el borrador puedo darte notas. —Oh, sí, claro. —Marcela se rúe y me pregunta si no he escrito en días y les digo la verdad, sí he escrito pero no algo que me sienta cómoda vendiendo, las tres me piden leer y acabo enviándoles el link de la historia que he iniciado, leen el primer capítulo entre risas y alabanzas y yo tomo la llamada de mi esposo fuera. Ramón es de esas personas que necesitan estar en paz con todo el mundo cinco segundos después de una discusión ya sí mismo se le baja la cólera. —¿Estás ocupada?—pregunta Ramón. —Aún no, qué te parece si salimos hoy, los dos solos, como antes. —Me parece muy bien—respondo y sonrió todas están leyendo todavaía cuando ingreso y parecen divertidas —Ramón, solo… ¿qué tal si buscamos otro lugar? —Lo podemos hablar en la noche. —Te amo, Ramón. —Un beso, yo igual. Cuando regreso, Atlas me dice que es la mejor historia, más real y divertida que ha leído en semanas, todas alaban mi escritura y la locura de su contenido, les doy las gracias y les pregunto dónde puedo conseguir una wedding planner rápida y buena. —Y económicamente también porque quiero una buena luna de miel, hace algún tiempo no viajo y creo que voy a tirar la casa por la ventana esta vez. —Estas con la gente correcta, a mí me gusta planear cosas y a ellas dos los presupuestos y las listas. Las cuatro nos ponemos a ellos, gracias a dios hay una imprenta, y terminamos enviando a los pasantes de la oficina a hacer recortes para los diferentes escenarios, Isabela y Atlas montan dos presupuestos diferentes, y Marcela se pone en contacto con dos blándase y dos entretenimientos diferentes, me encanta. Desde que grabamos el programa y yo decido salir directo hacia la oficina de mi esposo, con todas las cosas lisas para que planeemos la boda de nuestros sueños, consuelo y Simonetta ha ido a una reunión y cuando me ven llegar con tantas cajas las dos sonríen y saben que es momento de partir, Consuelo llena a su hermano de besos y le susurra algo al oído y Simonetta, me da un beso en la mejilla antes de preguntar: —¿Qué es esto? —Estoy teniendo un gran gesto—respondo y Ramón sonríe. —Si tienes tiempo, y tus malvadas jefas te lo permiten, podemos planear una boda juntos. Simonetta se quedó en silencio observándonos, y finalmente se despidió de ambos, mientras le preguntaba a Consuelo si podía ir a cenar a su casa. Las dos salieron de la oficina y mi marido se acercó a mí, me dio un beso en la mejilla, cerró la puerta de su oficia y fue al teléfono le dijo a su secretaria que cancelara el resto de su tarde y que nos mandar a pedir algo de comer, los dos tomamos asiento en la alfombra de la oficina y fuimos sacando contenido de cada café. Comparamos lugares e incluso sillas, desde las cosas más simples a las más complejas, junto, bromeando, comiendo y en medio de arrumacos, porque Ramón se lo merece. Puede que yo no crea en el cuento de hadas, que me guste más racionalizar la vida, pero, le amo, y esto es parte de alguna de sus fantasías. Además, una parte psicópata de mí, anhela tener una parte de él que nadie más ha tenido.
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