—El paciente está despierto, pero está bastante confundido. Parece que ha sufrido una conmoción cerebral significativa, entre otras lesiones. Nos dijo que pensaba que estaba viendo a alguien que conocía. Aitana sintió un nudo en el estómago mientras seguía al médico hacia la sala de recuperación. Entró lentamente, y allí, acostado en una cama, estaba el hombre al que había atropellado. Su rostro estaba más despejado que antes, y cuando vio a Aitana, sus ojos se abrieron con sorpresa. —¿Eres…? —comenzó a decir, su voz débil y entrecortada. Aitana se acercó a la cama, tratando de mantener la calma. —Soy Aitana Alarcón —dijo, con una voz suave—. Te atropellé anoche. Siento mucho lo que ocurrió. Quiero asegurarme de que estés bien. El hombre miró a Aitana con una mezcla de asombro y confu