Sofía Alarcón se despertó esa mañana con la determinación de cerrar el asunto del accidente que había sacudido a su hija. Sabía que Aitana estaba agobiada por lo ocurrido, y no era de extrañar. El hombre que había resultado herido podría convertirse en un problema más grande si decidía presentar una demanda. No podían permitir que ese tipo de escándalos afectaran el nombre de los Alarcón, y mucho menos ahora que Aitana estaba más expuesta que nunca, tras tomar el control total del grupo familiar. Sofía se vistió cuidadosamente. Como siempre, lucía impecable, pero con un aire más severo de lo habitual. Sabía que aquel encuentro no sería fácil. Estaba decidida a hacer todo lo necesario para evitar cualquier complicación. El dinero y el poder eran herramientas útiles en situaciones como esta