Aitana se sentó en su oficina, la luz del monitor iluminaba su rostro mientras revisaba los correos y mensajes que se acumulaban. De repente, un tono diferente llamó su atención: un mensaje encriptado de Adrián. Su corazón se aceleró. Abrió la aplicación de mensajería con cautela, y comenzó a leer: “Aitana, la situación es más grave de lo que imaginabas. No solo Samuel está implicado. He recibido información sobre tu padre. Su colaboración con Zaldivar y la Sombra ha despertado un interés particular en ti. Tienes que tener cuidado. No te fíes de nadie.” Un escalofrío recorrió su espalda. La idea de que su padre, quien siempre había sido una figura de autoridad y protección en su vida, estuviera involucrado en todo esto era devastadora. Pero Aitana sabía que la verdad era más importante q