Nicolás se quedó en silencio, observando a Valeria con detenimiento. Había algo en la forma en que lo miraba, como si una sombra cruzara su rostro. Aunque sus palabras resonaban con la urgencia que él había esperado, una parte de él sabía que algo no encajaba. ¿Por qué Valeria, de todas las personas, estaría tan preocupada por Aitana? Nunca habían tenido una relación cordial, y Valeria siempre había sido de las que jugaba para su propio beneficio. —¿Por qué haces esto, Valeria? —preguntó Nicolás, finalmente rompiendo el incómodo silencio que se había instalado entre ellos—. Tú nunca has mostrado el más mínimo interés por Aitana, y de repente, aquí estás, advirtiéndome sobre Zaldívar. ¿Qué estás buscando? Valeria lo miró por un largo momento, y la tensión en la sala se podía cortar con un