JUDITH
No pude ver a Logan hasta dos días después, pero eso sí, nos estuvimos mandando mensajes o algunas veces me llamaba al móvil, yo por el momento me quedaba en casa de Kat, con Ev no por obvias razones, con Em sería lo mismo, Ali ya vivía con Andrés, Caro y Jake, ni pensarlo y Ann al parecer estaba por mudarse.
Llegué hasta su oficina y parecía de mal humor, pero se recompuso en cuanto me vio, se paro rápidamente para abrazarme, enterró su cara en mi cuello y ahí la mantuvo por unos cuantos minutos.
—Tal vez tenga que dejar de verte por algunos cuantos días, para recibir este tipo de recibiendo —rio un poco, pero se escucho forzado.
—Te extrañaba mucho, no sabía que te vería este día, no te esperaba.
—¿Esperas a alguien? —bromee.
—Por su puesto que no, es solo que no te esperaba, pero es demasiado bueno que estés aquí, tenía muchas ganas de verte, no sabes cuantas.
—Creo que ya me di una idea —me apretó mas a su cuerpo, fruncí un poco el ceño, parecía como si tuviera miedo que al soltarme me iría —¿seguro estas bien?, estas un poco extraño el día de hoy.
—Solo es el estrés por el trabajo, sabes que tengo que adelantar mucho para disfrutar de nuestra luna de miel.
—Hablando de eso, ¿ya me dirás a donde iremos?, ¿o tendré que negociar contigo? —se echo una risotada.
—¿De verdad piensas negociar con el mejor abogado de la ciudad? —alzó una ceja, una pequeña sonrisa asomaba por su cara, sabía que estaba jugando conmigo, jamás podría negociar con él, sin que él obtuviera más, a cambio de lo que yo lo haría.
—Tal vez… podría —aventé mi bolso a la silla más cercana, el miró la trayectoria y su ceja se arqueo aún más —hacer algo que quieras mucho —mi voz se escucho un poco ronca, puse seguro a la puerta y comencé a desabrochar los botones de mi blusa —el carraspeo y trago fuerte, entonces camino hasta llegar al sofá más cercano.
Siguió con su mirada mis dedos, yo lo hacía lentamente, no podría sacar mucho de esta… negociación, pero… seguro lo disfrutaría, yo más que el, por supuesto, si juegas con fuego puedes salir quemado.
Cuando llegue al último botón, paso la lengua por sus labios, su respiración era más profunda, lo tenía donde quería, me saqué la blusa y seguí con mi falda, esta cayó a mis pies rápidamente, ya me encontraba solo en ropa interior, camine hasta donde se encontraba, lo haría caer a mis pies de deseo.
—¿Puedes quitar los broches de mi sostén? —sus manos recorrieron desde mi espalda baja hacia arriba, una vez los desabrocho, me gire para que mis tetas quedarán frente a él, solo faltaba el tanga, su respiración era cada vez más pesada.
Puse mis manos en mis tetas y me toque un poco, recorrí el costado de mi torso lentamente, hasta que llegué al elástico, entonces de un tirón los baje, me recline un poco hacia el, cerró sus ojos y yo solo pasé mi lengua por sus labios.
—¿Quieres matarme de un infarto nena? —me senté en la mesa de centro que había frente a él, y abrí mis piernas, el aun no abría los ojos, así que le pedí hacerlo.
—Logan, abre los ojos cariño —cuando vio la posición en la que me encontraba, cerró los ojos con fuerza, recargo su cabeza en el respaldo del sofá y sacó el aire que tenía retenido, yo estaba más que avergonzada, se que mi cara y seguro el resto de mi cuerpo me delataba.
—Por favor Jud, no me hagas esto, tienes el corazón lleno de maldad —eso si que me hizo reír.
—El que tiene el corazón lleno de maldad eres tú, si me dieras a donde iremos, te aseguro que eso —señale a su entrepierna, que estaba más que listo para clavarse en lo más profundo de mi —entraría en mi, más rápido de lo que imaginas.
—Nena, creo que no… no es buena idea que te lo diga, tienes que parar con esta tortura, por favor Jud, no me hagas sufrir mas —alce mis hombros para que supiera que no me importaba lo que decía.
—Como quieras Logan, tu te lo pierdes —pareció relajarse cuando pensó que no haría nada más, jamás imagino que haría lo que estaba a punto de ver a continuación.
Metí dos dedos a mi boca, comencé a bajarlos entre mis tetas, pasé por mi ombligo, hasta que llegué al vértice entre mis piernas, mientras con mi otra mano, me pellizcaba mis pezones.
—¡Maldita mierda Jud! —quiso acercarse a mi para tocarme pero se lo impedí.
—Lo siento cariño, pero solo puedes ver, no puedes tocar, ni a ti mismo, te lo advierto —hable entre cortado, pero pareció entender todo lo que dije.
Se acomodo en su lugar y se acomodo su enorme erección, que seguro hasta este punto, debía ser dolorosa.
Seguí tocándome con más ahínco, cerré mis ojos y eche mi cabeza hacia atrás, los genios que salían de mi boca eran cada vez más fuerte, seguro si pasaban cerca de su oficina oirán todo, pero no me importó, o pararía todo lo que estaba haciendo, y no podía perder.
Sentí como mi piel comenzó a erizarse, sabía que estaba a punto de obtener mi tan anhelado orgasmo, entonces llegó, lo sentí hasta la punta de los pies, mantuve mis dedos dentro de mi un poco más, entonces alce mi cara y abrí mis ojos. A Logan le brillaban los ojos, tenía esa sonrisa engreída tatuada en toda su cara.
—Si alguien me hubiera dicho que tu algún día harías esto frente a mi, sin el menor indicio de vergüenza o pudor, no lo habría creído, ¿Dónde a quedado mi Jud de antes?.
—Estas diciendo que esta Jud, que se encuentra frente a ti, ¿no te gusta?.
—No me gusta, me encanta, creo que has aprendido bien, por su puesto del mejor —se señaló, sacó mis dedos de mi entrepierna y comenzó a lamerlos, como si estuviera chupando alguna paleta.
—¿Por fin me dirás a donde iremos? —sacó mis dedos de su boca, se paro y se acomodo su polla.
—Claro, iremos a una de las casas que tengo en el extranjero —espere a que continuará, que siguiera con la información, entonces comenzó a reír.
—¡Tu!, me engañaste —comenzó a reír fuertemente —de verdad creías que caería en tu trampa, nena, estás con el mejor, será mejor que te vistas, tengo una reunión justo en… —miro su reloj —10 minutos.
Me vestí rápidamente mientras lo fulminaba con la mirada, antes de que terminará de hacerlo se acercó a mí y me beso, era un beso lento y significativo.
—Anda amor, vístete, están por llegar —me palmeo el cuño y se fue a sentar detrás de su escritorio.
Todo mi show había sido para nada, se acercó por detrás para abrazarme.
—¿Estas enojada amor?.
—Sabes que no podría estar enojada contigo, aunque me hayas engañado vilmente.
—Yo jamás te engañe, tu viniste aquí con un objetivo, que claramente se te fue de las manos, pero créeme, esa imagen de ti, tocándote y gimiendo, la llevaré por siempre conmigo, te lo aseguro —me dio un beso en el cuello y me ayudó a terminar de vestirme.
Salí de su oficina con una sonrisa de satisfacción, pero con una duda aún más grande, ¿cuántas jodidas casa tiene?, me reí para mis adentros y regrese a casa de Kat esta semana no trabajaría con el, aunque lo vendría a visitar diariamente.