CAPÍTULO ONCE Volusia observaba sorprendida cómo salían centenares de miles de soldados del Imperio, dispuestos a atacarla, preparados para enfrentarse en la mayor batalla que jamás había experimentado. Se dirigían a ella por todos lados, saliendo a raudales por ambos lados de los muros de la capital. También salían en masa a través de las puertas de oro de la capital, que se abrían más y más, mientras los hombres del Imperio soltaban un gran grito. Parecía que las mismas puertas del infierno se abrían para atacarla. Jamás había visto tantos hombres. Volusia estaba sorprendida y decepcionada porque la brujería de los Voks no había logrado derribar los muros de la capital, sorprendida de ver que sus poderes eran inútiles ante aquellas fortificaciones y que no le quedaba otro remedio que p