CAPÍTULO DIEZ Darius estaba en el patio de barro circular cercado por altos muros de piedra, su periferia repleta de guardas del Imperio y luchaba contra su compañero de entrenamiento hasta que el sudor le escocía en los ojos. Iban de un lado para el otro, Darius blandía pesados garrotes con ambos brazos mientras su contrincante, un esclavo de una r**a que no reconocía, con la piel verde y las orejas puntiagudas y amarillas, dos veces más musculoso que él y de su edad, se defendía empuñando dos escudos. Darius iba golpe a golpe con sus garrotes y su oponente los paraba todos, el estruendo de su escudo sonaba en el aire mientras Darius lo hacía retroceder por el círculo. Por todo el patio había docenas de otros esclavos, entre ellos Desmond, Raj, Kaz y Luzi, todos ellos observando, alentá