CAPÍTULO NUEVE Erec se inclinó en la barandilla y miró con la luz de una antorcha hacia un mar lleno de c*******s del Imperio. Una docena de soldados del Imperio flotaban allí, todos ellos muertos por Erec y sus hombres, todos arrojados por la borda y, mientras observaba, lentamente, uno tras otro se hundían. Erec miraba su flota de barcos de arriba abajo y veía a sus hombres en ellos, todos libres ahora, gracias a que Alistair había roto sus a******s. El Imperio había sido estúpido al dejar solo una docena de soldados para vigilar cada barco, creyéndose invencible. Les habían sobrepasado enormemente en número y, una vez las a******s de los hombres de Erec se rompieron, había sido fácil matarlos y recuperar sus barcos. Habían subestimado a Alistair. Tampoco tenían ninguna razón para tem