Celín
Llevamos dos días buscando donde vivir no terminamos de decidirnos si una casa con jardín o un departamento, estoy acostumbrada a la casa con jardín y plantar mis propias flores, pero viendo los pro y los contra un departamento cerca del hospital donde lo atenderán es lo ideal en este momento, quizás cuando sea un hombre sano podamos tener una casa como la que tiene Isabella o una con mucho más espacio exterior para reuniones familiares, aunque de mi parte solo sería mi hermano y de su parte sus amigos, con mi hermano no tengo muchas esperanzas, desde que nuestros padres murieron nos hemos distanciado aunque ha sido por el que decidió alejarse y desaparecer de mi vida, prácticamente estoy sola en este mundo.
Me gustaría tener una familia tan unida como la de Fernando a pesar de no llevar la misma sangre en las venas, gracias a ellos sé que los amigos reales pueden llegar a ser hermanos de corazón, en fin creo que al fin hemos encontrado un precioso departamento, en el folleto dice que posee una pequeña área que da al exterior destinado a servir de jardín, aunque no me hago muchas ilusiones quizás nada más pueda plantar en macetas pequeños arbustos, pero al menos tendré algo de esa belleza que la naturaleza ofrece.
—Mi amor ¿Estas lista? —adoro la forma en como me llama, "Mi amor" adoro todo lo que signifique amarlo.
—Si, ya quiero ver donde vamos a vivir —comento yendo a su lado para dejar un beso sobre sus labios.
—Entonces vamos, pero cubrete bien, hace frío afuera —el primer día tuvimos que ir en busca de abrigos para mí, acostumbrada al clima fresco de mi ciudad no me ocupe en traer nada para abrigarme.
—Para eso estas tú mi amor, para darme de tu calor —murmuro refugiando mi cuerpo en su pecho.
—Es mejor que nos vayamos antes de que decida hacer que entres en calor de otra forma —declara haciendo que mi piel hormiguee.
Hacer el amor con Fernando es ir a la luna en busca de una estrella, a pesar de que hemos ido con cuidado por su salud él hace que cada ocasión sea especial e inolvidable para mí, amo nuestra entrega total, amo al hombre que me mira transmitiendo todo lo que siente por mí sin pronunciar ni una sola palabra.
—Es tentador, sin embargo, es necesario que encontremos casa pronto, en dos días tienes tu consulta —salgo de su abrazo y voy por mi chaqueta y bolso para salir detrás de él.
Andamos tomado de las manos todo el camino y sola la suelta para abrirme la puerta, ya sea de la habitación o para subir en un taxi, donde al instante de subirse entrelaza nuestras manos de nuevo. Esta búsqueda también ha servido para que Fer me muestre parte de la ciudad y me lleve a turistiar por distintos lugares de los que me he quedado enamorada. También he memorizado el camino que conduce del hospital al hotel por el momento, hemos pasado varias veces por el frente, sin embargo, ahora deberé memorizar el camino de vuelta al departamento que él va a comprar para los dos, algo dentro del pecho me dice que este es el indicado.
—Te amo tanto —las palabras salen de mi boca antes de que pueda darme cuenta. Fernando gira la cara hacia mí y me sonríe cálido.
—Tanto que has logrado que mi corazón tenga un motivo para latir —responde y me ruborizó bajo la transparencia de su mirada.
Lleva nuestras manos entrelazadas y besa el dorso de la mía para luego llevarla hasta su pecho, del lado del corazón. No puedo más que mirarlo ilusionada y con el amor rebozando por mis poros, nunca creí que se pudiera llegar a amar tanto en tan poco tiempo, Fernando se ha convertido en escasas semanas el centro de mi mundo, en la brújula que guía mis pasos y si él estaría pérdida en un mundo sin sentido ni rumbo. Un recorrido corto en auto desde el hotel hasta el apartamento que veremos, tengo muchas esperanzas en este lugar, un vistazo rápido al edificio me deja ver que es un lugar muy elegante, espero encajar en un lugar como este, aunque lo que piensen los demás me tiene sin cuidado siempre que el hombre a mi lado me acepte tal cual.
Entramos al edificio y subimos al quinto piso, según explica la representante de bienes raíces, cada piso cuenta con dos departamentos ubicados a cada lado del mismo, algo que lo hace lujoso y muy costoso, existen áreas comunes dentro de las instalaciones, como el gimnasio y la piscina. Me alegra ver en cada espacio plantas naturales decorando alegremente todo el lugar, ese detalle es algo que me atrae sin dudar.
—Este es el departamento —anuncia la representante y nos bate la puerta de par en par para que entremos.
Simplemente quedó muda, últimamente solo he visto lugares hermosos y elegantes, sin embargo, este supera en belleza a todos los demás las paredes son de un color blanco hueso, con grandes ventanas por las que entras mucha luz natural en cada uno de los espacios, cocina sala de estar y comedor comparten un inmenso espacio con armonía y sin que ninguna de las áreas invada el espacio de la otra, otro salón un poco más grande, nos muestra la habitación principal junto a otras dos habitaciones, el pequeño jardín al cual se llega por la cocina o por un corredor exterior que rodea esta parte del edificio y se encuentra saliendo al balcón que ocupa toda un ala del departamento, a pesar de las pocas plantas existentes se ve exquisitamente hermoso.
El corredor exterior por el que insistió la agente que saliéramos está cubierto por una enredadera de flores, falso jazmín, su color salmón armoniza con el color del interior del cual nos encontramos separados por un cristal, será muy difícil mantener en vidrio igual de limpio y más cuando pasaré la mayor parten del tiempo en el hospital con Fer. Camino embelesada por las hermosas flores llevando al hombre de mi vida tras de mí, la representante nos ha dejado solos con la excusa de atender una llamada, llegamos al final del corredor y un espacio mucho más abierto nos recibe, la planta trepadora se extiende y forma una especie de techo sobre un servicio que sirve para cubrirse del sol mientras se disfruta una taza de café, macetas listas esperando a que se les den uso aguardan pacientes en un rincón, este es el lugar que buscábamos, cerca del hospital y con un pequeño jardín.
—¡Me encanta este lugar! —exclamo emocionada. Me giro para mirar en sus ojos la misma emoción que yo siento, pero lo que consigo me hace quedar sin aliento, las frases chocan una con otra en mi mente mientras mi corazón parece haberse detenido de súbito.
Con una rodilla apoyada en el piso y sus brazos extendidos hacia mí mostrando con orgullo una cajita que tiene un anillo dentro me observa fijamente sin pestañear, siento que poco a poco mis pulmones dejan de funcionar y a pesar de que mi cerebro me indica reaccionar estoy tan impresionada que no soy capaz de articular ni una sola silaba coherente.
—Celín, sé que ahora no te ofrezco nada, no te doy una garantía de cumplir mi promesa, sin embargo, estoy aquí frente a ti confesando sin ninguna reserva cuan dispuesto estoy en hacer todo lo que esté en mis manos y me sea necesario para hacerla realidad —se detiene un momento en el que respira hondo, como si las palabras que dirá a continuación significará toda su vida —, te amo y estoy seguro de que sientes lo mismo, por qué me lo has demostrado en cada gesto, y me gustaría saber si aceptas a este hombre que recién empieza una lucha por su vida sin garantía de lograr tener una, si aceptas ser mi esposa pese a las circunstancias —termina.
El nudo en la garganta hace que la lengua se me trabe y que de mi boca solo salgan balbuceos incoherentes mientras él sigue sosteniendo la cajita esperando por mi respuesta. Pasan varios segundos en los que nuestras miradas conectadas se confiesan mediante una promesa de amor eterno, mi boca se abre y se cierra buscando articular una frase coherente, sin embargo, un monosílabo es lo único que sale.
—Si—respondo al fin viendo como el alivio se pinta en su cara. Me hace señas para que le de mi mano y coloca el anillo en mi dedo, un hermoso anillo con una piedra nada extravagante, sencillo y sutil, él sabe como describirme. Después de colocar el anillo se levanta y me toma entre sus brazos para acto seguido unir nuestros labios con demencia salvaje, gimo dentro de su boca, sin embargo, él no reacciona y entiendo el por qué cuando un aclarar de garganta se oye detrás de nosotros.
La agente de bienes raíces aparece por el lado de la cocina y con una chica de servicio que trae una bandeja con tres copas de champán.
—Espero no ser imprudente por celebrar junto a ustedes su felicidad —pronuncia a modo de disculpa —, ella es Gloria, la chica para el servicio que solicito el señor —señala a la joven que es más o menos de mi misma edad, es muy linda aunque un poco tímida.
—Gracias —digo únicamente.
—Gracias —dice Fer a mi lado—, ¿El chofer? —pregunta seguidamente.
—Esperando instrucciones —no entiendo de que va todo ese intercambio, únicamente sonrió mirando de uno a otro.
—¿Dónde firmo? —pregunta llenando de intriga mi mente.
—En el comedor tengo los documentos esperando por su firma, que lo acreditan como dueño del departamento — ¿¿¿Qué??? No puedo creer que de verdad esté comprando este lugar.
—Los papeles deben salir a nombre de mi prometida —el tono que utiliza deja ver que es un tema zanjado.
—Usted es quien manda —estoy parada justo al lado de ambos, ¿es que acaso no me ven?