Después de las quejas de Aixa, arranqué la ropa de su cuerpo, dejándola completamente desnuda.
Ella seguía jugando a hacerse la difícil, hasta que levanté sus piernas y las puse sobre mis hombros, llevando su pelvis cerca de mi boca.
Ella se quedó completamente quieta al ver mis intenciones, así que dije: "Mejor me detengo, no merezco tener esto en mi boca".
Aixa se asombró al oírme, pero logró levantarse y sentarse sobre mis hombros y girarme, para hacerme caer en la cama, con su pelvis encima de mi rostro.
Luego dijo: "¡Maldito! No vas a dejarme con las ganas. Bésala hasta dejarme exhausta, luego te meterás dentro de mí hasta el amanecer. ¡Oíste!".
Yo reía al oírla; ella quería dejarme completamente seco, sin importarle que Abby o Jessica se quedaran con las ganas.
Yo estaba a punto de quejarme, cuando ella se tiró hacia adelante, tomando mis cabellos, forzándome a besar su v****a.
Después de eso, ya no pude defenderme. Fui abusado por ella toda la noche.
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El amanecer llegó; no había dormido nada. Aixa en verdad se aprovechó de mí.
En la mansión, se podían oír los ruidos de los niños, dando vueltas, esperando oír la puerta de mi habitación abrirse.
Sin embargo, Aixa no tenía pensado dejarme ir aún. Ella estaba muy cómoda, con su cabeza sobre mi pecho.
Al ver sus intenciones de no dejarme ir, abrí el cajón de mi mesita y saqué de allí una pequeña caja.
Luego dije: "Si vuelves a perder la alianza, no volveré a darte otra. Espero que esta vez la cuides mejor".
Aixa estaba distraída, con los ojos cerrados, pensando seguramente en cómo complicar un poco más mi vida. Saltó de la cama exaltada y sorprendida al ver la pequeña caja. Rápidamente tomó la caja y la abrió para ver su contenido.
Ella se puso muy feliz al ver la alianza. Aunque era una alianza muy costosa, seguía siendo una alianza matrimonial normal. La alianza era de oro dorado en los bordes, con oro en el centro.
Ella rápidamente puso la alianza en su dedo y dijo: "Cariño, está perfecta, te prometo que no volveré a perderla; muchas gracias. ¡Te amo!".
Yo asentí al oírla y respondí: "También te amo, pero ya déjame ir, o esos niños tirarán la puerta para entrar".
Aixa sonrió al oírme, pero volvió a saltar sobre mí para seguir abusando con sus besos y caricias.
Cuando Aixa dejó de manosearme, me fui a duchar, mientras ella se quedó en la cama mirando muy feliz su alianza.
Mientras me duchaba, pude escuchar la puerta de la habitación ser golpeada con fuerza.
El pequeño Pául gritaba desde el otro lado: "¡Papá, por qué te tardas tanto en salir! Ya quiero irme a pasear. ¡Sal de una vez!".
Al oírlo, sonreí; los demás niños también me apuraban junto a él.
Varios minutos después, salí de la habitación. Todos los niños parecían haber sido castigados a mirar mi puerta.
Yo estaba molesto y pensaba regañarlos, pero al verlos a todos esperando, solo pude sonreír y decir: "¡Vaya! Qué niños molestos. Al menos déjenme desayunar y nos vamos".
Aurelia, Wendy y Pául saltaron y se colgaron sobre mí de inmediato, mientras Arthur y Karima tomaron mis manos para llevarme rápido abajo, para que desayune.
Al llegar a la sala, Abby y Jessica quisieron llegar a mí para saludarme, pero empezaron a reír.
Ellas veían a los niños colgados de mí, como si fuera a dejarlos, así que no querían separarse de mi lado.
Aún así, empecé a quitarlos, como si fueran juguetes, tirándolos de un lado a otro, como cuando eran bebés.
Ellos reían mientras los iba dejando en los sillones de la sala.
Aixa llegó detrás de mí, muy feliz con su alianza.
Al darle la alianza, estaba seguro de que tendría problemas con Abby. A ella también le quitaron la alianza, junto a su anillo de compromiso.
Sin embargo, Jessica aún no había recibido una alianza o anillo de compromiso, así que también empezaría a molestar.
Mientras AClaro, continúo con la corrección del texto:
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Mientras Aixa se sentaba para desayunar, no tuvo mejor idea que levantar la mano para presumir su alianza.
Abby y Jessica abrieron los ojos de par en par al verla.
Máx y Jack desayunaban junto a las chicas.
Jack, al ver a Abby, dijo: "Pául, creo que te irás con grandes problemas que deberás resolver a tu regreso". Luego él empezó a reír.
Yo estaba a punto de hablar cuando Abby se quejó: "Esto es injusto, ¿por qué ella tiene una alianza nueva? ¡Pául, por tu bien espero que vayas por una para mí antes de irte, o no saldrás de esta casa! ¡Oíste!".
Jessica aprovechó las quejas de Abby y dijo: "Pául, yo también seré tu esposa, pero aún no hemos hecho ni una fiesta de compromiso, sin hablar de anillo o poner fecha para el casamiento".
Todos empezaron a reír por las quejas, mientras los niños se quejaban con Abby por no querer dejarme salir.
La mansión se transformó en un caos, entre gritos, quejas y risas de Jack, Máx y Jhon.
Yo quería desayunar y salir, pero así no podía desayunar.
No tuve más remedio que gritar muy fuerte para que todos se calmaran.
Grité tan fuerte que la casa quedó completamente en silencio y todos quedaron asombrados por mi grito.
Cuando todos se calmaron, saqué de mis bolsillos tres pequeñas cajas.
Yo me acerqué a Abby y le coloqué la alianza de matrimonio.
Luego abrí la otra caja y dije: "Tal vez este no sea el anillo de mamá, pero lo envié a hacer con todo el amor que siento por ti. También está hecho con un diamante rojo y muchas piedras valiosas. Espero que te guste".
Abby ya tenía lágrimas en los ojos al recibir la alianza y escuchar mis palabras. Pero al ver el anillo de compromiso, con el diamante rojo en el medio y varias piedras pequeñas en él, se tiró sobre mí, besándome, sin importarle lo que dijeran las viejas por besarme delante de ellas.
Yo dejé que lo hiciera, sin preocuparme por las quejas.
Ella dejó de llorar y dijo: "Te amo, Pául. No me importa que me juzguen, siempre serás mi gran amor".
Yo la besé después de oírla y la dejé disfrutar de sus nuevos anillos.