Capitulo 11

1070 Words
Luego me acerqué a Jessica. Las viejas miraban de reojo. Ellas no estaban de acuerdo en que la tomara como esposa. Jessica era una mujer simple y sin apellidos importantes. Para ellas, era solamente una mujer mexicana común y corriente, que jamás podría pertenecer a su familia si tuvieran un nieto normal. Así que imagínense sus rostros al saber que la tomaría como esposa, cuando muchas veces me negué a casarme con Sophia Koch o con la Princesa de España. Pero todo eso a mí no me importaba. Yo la miré a los ojos y dije: "Sé que me tardé un poco, pero aquí estoy, cumpliendo mi promesa. Debí darte esto desde hace mucho tiempo. ¡Espero que te guste!". No habrán esperado a que me arrodillara para darle el anillo o proponerle matrimonio. Yo solo abrí la caja y le mostré el anillo de compromiso. Ustedes saben bien que hasta con Aixa me costó decir cursilerías y arrodillarme. Aunque quería a Jessica, ella solo era otra responsabilidad que gané por andar de idiota haciendo promesas sin pensar. Jessica, al ver el anillo en la caja, se emocionó. Este era similar al de Abby, con un diamante rojo en medio. Ella rápidamente se abrazó a mí llorando y diciendo cursilerías. Yo dejé que lo hiciera sin quejarme, o Luna me golpearía. Luego de darle los anillos a todas, Graham se puso a pensar y dijo: "¿Pául, de dónde sacaste esos diamantes rojos? Creí que yo tenía los únicos que existen en el planeta". Al oírlo, mi rostro se puso rojo, pero respondí: "Viejo, ¿acaso no lo sabes? Fue noticia en todo el mundo. Se encontró un gran diamante rojo hace poco tiempo. Como ves, hasta lo cortaron y pulieron. El diamante es de la misma calidad que los que tú tienes". Todos se sorprendieron al oírme. Graham y Samuel estaban atónitos. Ellos no habían oído nada del nuevo diamante rojo. Así que Samuel dijo: "Pául, también quiero comprar esos diamantes. Dime tu contacto para que pueda ir a verlos". Al oírlo, puse una sonrisa en el rostro y dije: "Claro, cuando vuelva, llamaré a mi contacto y le hablaré de ti". - "Niños, ya vámonos de una vez, quiero llegar mañana temprano". Después de oírme, los niños empezaron a correr hacia afuera. Aixa sonrió y dijo: "Cariño, no has desayunado nada. Pensé que te irías después de eso". Yo sonreí una vez más y respondí: "Comeré en el avión, quédate tranquila". Luego besé a Aixa y salí de la mansión apresuradamente para subir a los autos que nos llevarían al aeródromo, para abordar el avión que nos llevaría. Dentro de la mansión, Graham y Samuel buscaban en Internet las noticias sobre los diamantes. Sin embargo, no encontraron más que una mala noticia para Graham. Él insultaba a los cielos mientras comentaba: "¡Maldito Pául Foster! ¡Se robó mis diamantes, voy a matarlo cuando vuelva!". Samuel también miraba las noticias y reía al oír molesto a Graham. Las noticias que Graham y Samuel observaban decían: "La bóveda familiar de la familia Foster fue robada. La familia del difunto Graham Foster ofrece una gran recompensa por unos diamantes rojos que fueron robados. - La cantidad de once diamantes fue extraída de la bóveda. Al ser los únicos diamantes rojos del planeta, su precio es increíblemente alto; se estima que al día de hoy su valor es de cinco mil millones de dólares". **** Los niños y yo corrimos a los autos. Yo sabía que tendría problemas con el viejo por esos diamantes, así que corrí y apuré a los niños a subir a los autos. Graham pensaría que yo robé los diamantes y eso no era cierto. Yo no los robé, solo planeé el robo y envié a un amigo a que fuera por ellos. Mientras Graham insultaba a los cielos y Samuel y las viejas reían por ver a Graham tan molesto. Jade llegó preguntando: "¿Alguien vio a Jack? No lo encuentro por ningún lado". Todos se quedaron atónitos al oírla. Alice, que miraba sus redes, dijo: "Pregúntale a Máx. Ya sabes queesos dos son inseparables". Jade miró a Alice y respondió: "Lo intenté, pero tampoco lo encuentro a él". Alice dejó lo que hacía y empezó a buscar con la mirada hacia todos lados, pensando dónde podía estar su príncipe. Aixa y Abby empezaron a reír de repente. Mientras Aixa reía, decía: "Creo que Pául se robó más que unos diamantes. Será mejor que corran, o escaparán de ustedes". Alice y Jade miraron a Aixa con asombro por un momento. Luego entendieron a qué se refería. Ellas empezaron a correr hacia la salida, gritando por Máx y Jack. Yo subí a mi camioneta con las niñas, mientras los niños iban con Jack y Máx en otro auto. Al oír los gritos de las chicas, grité: "¡Rápido Jack, acelera antes de que los atrapen!". Máx miraba por la ventanilla del auto, algo asustado. Él sabía que no le iría bien al ver el rostro molesto de Alice. Así que se apresuró a decir: "¡Rápido Jack, si nos atrapan estamos muertos!". Jack se asustó al oír los gritos de Jade. Él aceleró el auto y salió a toda prisa, mientras los niños gritaban de emoción al ver los rostros molestos y decepcionados de Jade y Alice al verlos marchar. Yo también salí a toda prisa detrás de Jack. Mientras las niñas gritaban que me apurara, o nos atraparían. Ellas reían al ver la escena de Alice y Jade gritando y maldiciendo en la entrada de la mansión. **** Al llegar al aeródromo, todos subimos a toda velocidad al avión. Nadie quería que las chicas llegaran tras nosotros. Una vez sentados y listos para partir, el copiloto se acercó y dijo: "Señor, estamos listos para partir a India. ¿Quiere que partamos o esperamos más pasajeros?". Máx y Jack querían salir a toda prisa, igual que los niños. Así que Máx dijo: "¡Rápido, debemos irnos ahora! Nadie más vendrá con nosotros". Los niños también apresuraban al copiloto. Así que él estaba a punto de irse cuando dije: "Dile al capitán que nuestro primer destino será Buenos Aires, Argentina". El copiloto asintió y se marchó. Máx y Jack se quedaron atónitos al oírme. Jack rápidamente preguntó: "¿Pául, qué hay en Argentina? Nuestra vida allí terminó, ¿para qué volveremos?".
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