Capitulo 8

1134 Words
Yo, sin embargo, volví a reír a carcajadas después de oírla. Ella esperaba que yo me sintiera celoso, pero yo podía controlar bien mis emociones, así que empecé a reír. Aixa se molestó más después de verme. Jack se contagió de mi risa y también empezó a reír. Jade, de inmediato, golpeó sus costillas haciéndolo callar. Luego dijo: "Benjamin, márchate, no intervengas en lo que no entiendes". Benjamin estaba a punto de hablar cuando me levanté de la silla y dije: "Me marcharé de una vez. Pueden quedarse si quieren. Vine aquí a estar con mi familia y resulta que apenas pude comer por culpa de mi esposa, a la que quería sorprender. - Pero resulta que ella anda coqueteando con cualquier idiota que se encuentra y arruinó nuestra salida". Aixa casi se cae de espaldas al oírme, pero luego también se levantó del lugar para seguirme. Ella no dijo nada más; sabía bien que al llegar a casa podría regañarme a su antojo, sin hacer más escenas en este lugar. Los niños rápidamente me siguieron. Aixa y los demás llegaban junto a ella. Sin embargo, me giré y dije: "Aixa, deberías quedarte, paga la cuenta y luego haz lo que quieras. - Los niños y yo nos iremos a visitar a Aurelia, Janet, Thea y Naila. Aprovecharé para ver a mi hijo en la isla. También charlaré con los niños por las cosas que se dijeron hoy". Al oírme, Aixa rápidamente se quejó: "Pául, no seas idiota, no puedes irte por esta tontería. Pero si quieres irte, hazlo solo. No dejaré que Katherine y Tayler vayan contigo". Después de oírla, volví a sonreír y dije: "¿Acaso piensas impedir que los niños decidan por sí mismos? Sabes que podría llevármelos sin tu permiso, ¿verdad? Pero no voy a entrar en tu juego. - Katherine, Tayler, obedezcan a su madre y quédense con ella". Al oírme, Katherine y Tayler miraron a Aixa, casi asesinándola con los ojos. Katherine, enojada, dijo: "Mamá, iré con papá, no puedes impedirlo. También quiero conocer a mi hermano". Tayler también se quejó y dijo: "Yo también iré con él. Mamá Aixa, deberías venir con nosotros. También deja de coquetear con ese hombre". Aixa estaba furiosa conmigo y con los niños. Ella no entendía por qué los pequeños me seguían tanto. A decir verdad, ni yo entendía. Aixa respiró profundo y luego exhaló. Ella estaba muy enojada, pero no dijo más nada y asintió con los niños. Alice y Jade estaban por decir algo cuando los niños corrieron hacia mí y, al unísono, dijeron: "Papi, vámonos de una vez". Aixa, después de ver que no vencería esta vez, dijo: "Está bien, iré con ustedes. Primero pagaré la cuenta, espérenme". Yo maldecía por dentro; estos mocosos no me dejaban escapar. La idea era que los niños se quedaran. También esperaba la negativa de Jade y Alice, pero ellas no pensaban impedir que Vincent y Wendy me siguieran. Arthur se acercó a mí y susurró: "Papá, creo que te salió el tiro por la culata". Los dos sonreímos después de sus palabras; él sabía que yo quería escaparme un tiempo de las niñas. Aixa fue a pagar la cuenta y Benjamín la siguió de cerca. Yo observaba sus movimientos. Este idiota empezaba a molestarme, pero aún así mantuve la calma. En la caja, Aixa ya había pagado la factura cuando Benjamín llegó junto a ella y dijo: "Aixa, lo siento. No quería que te enteraras de mi amor por ti de esta manera, pero ese idiota logró hacerme enfurecer y perdí el control". Aixa sonrió al oírlo y respondió: "Benjamín, yo te considero un gran amigo. Pensé que me ayudaste en el hospital por amistad. - Pául es un idiota, es verdad, pero es mi esposo y lo amo. No hay cosa que no haría por él. Sé que viste algo que no es normal para ti, pero es muy normal para mí. Ya déjalo así, no creo que después de hoy podamos seguir siendo amigos". Benjamin se sorprendió al oír a Aixa. Él no podía creer lo que oía; ¿cómo podía ser que una mujer tan lista y hermosa se sometiera a compartir a un hombre con otra mujer? Él miró a Aixa y volvió a decir: "Aixa, no entiendo por qué estás con él. Pero estaré aquí para ti, cuando decidas dejarlo". Aixa sonrió al oírlo, le agradeció y volvió con nosotros. Mientras caminábamos a los autos, volví a hablar diciendo: "Aixa, deberías quedarte; volveremos en una semana. No puedes dejar el hospital y descuidar a tus pacientes. - Recuerda que debemos vivir normalmente. Si dejas el trabajo sin dar explicaciones, llamarás la atención. Así que deberías quedarte; solo será una semana". Aixa resopló al oírme; ella quería acompañarme, pero sabía que yo tenía razón. Máx, al ver la molestia en los ojos de Aixa, dijo: "Aixa, él tiene razón; no podemos marcharnos. Al menos deberías pedir una licencia, pero no tendría sentido por solo una semana". Aixa sonrió y dijo: "Está bien, me quedaré trabajando, pero me debes unas lindas vacaciones". Yo sonreí al oírla. Ella se aprovechaba de las circunstancias. A mí no me molestaba llevarla de vacaciones o estar con ella, pero sí me molestaba no poder moverme sin que ellas me pidieran algo a cambio, como si les debiera por dejarme salir. Yo parecía ser su prisionero debido a sus celos y tonterías. A pesar de mi molestia, asentí y dije: "Bien, vamos a casa, buscaremos ropa para estos mocosos y mañana partiremos temprano". Los niños resoplaban por mis palabras mientras subían al auto. Al llegar a la mansión, los niños corrieron a buscar sus cosas para poder irse a dormir y salir temprano. Aurelia se quedó a mi lado sin moverse. Ella ya no tenía una mamá y, a pesar de tener a Lucía y Luna ayudándola en todo, siempre se pasaba encima de mí. Ella era la más pequeña de todas por apenas semanas, y a veces tenía que dejarla dormir conmigo para que no pasara la noche llorando. Katherine y Karima la cuidaban e intentaban calmarla en las noches, pero ella solo pedía por su madre o por mí. Así que, al igual que Tayler alguna vez, ella me tenía siempre a su lado. Aurelia, Karima y Arthur no se apegaron a Aixa como Tayler. Ellos ya eran grandes cuando sus madres murieron, y aunque querían a Aixa, sabían que no era su madre y no la tomaron como tal. Para ellos, solo era tía Aixa. En fin, tuve que pedirle a Aurelia que fuera con Luna para que la ayudara con la ropa. Pero antes, ella miró a Aixa y dijo: "Tía, recuerda lo que te dije: si mi papá se va por tu culpa, nunca te lo perdonaré".
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