Mi madre solloza, aún con el sobre en una mano y un papel escrito en la otra. Me mira como si quisiera darme una bofetada, y no entiendo el por qué, así que camino hacia ella y le quito el sobre, dándome cuenta que había dinero dentro, me extiende el papel el cual comienzo a leer. “Señora Mela, Discúlpeme si me he tenido que ir así, sin despedirme y sin agradecer todo lo que hizo por mí, pero créame que la recordaré siempre, como el ángel que tocó a mi puerta, cuando más lo necesité. Le deseo una bonita Nochebuena y espero que su hijo, encuentre la paz en su corazón, para que no siga rompiendo el de los que intentamos acercarnos al suyo. Un abrazo y feliz Navidad”. Un nudo se aloja en mi garganta y una opresión en el pecho, que me dificulta respirar con normalidad. Dejo el sobre y la