Una vez dentro Patrick, cerró la puerta tras de sí y se apoyó en el lavabo, respirando profundo mientras trataba de calmar la tormenta que se había desatado en su interior. Miró su reflejo en el espejo, observando cómo la furia y la angustia se reflejaban en sus ojos. «Maldita sea,» pensó, apretando los puños con fuerza. «¿Por qué tenía que preguntar?» El aire en el pequeño espacio parecía sofocante. Patrick abrió el grifo y se echó agua fría en la cara, tratando de enfriar la ira que lo consumía. Sabía que tenía que recuperar la calma antes de regresar, pero las cicatrices que Violeta había tocado no sanaban tan fácilmente. Patrick permaneció unos minutos más en el baño, intentando recuperar el control. No podía permitir que las emociones se desbordaran frente a los demás, especialment