Zoe separó los labios, sorprendida y desconcertada. La claridad en las palabras de Patrick la hizo comprender la magnitud de su demanda. El desdén y la incredulidad en su expresión eran evidentes mientras asimilaba la implicación de la exclusividad que él proponía. —¿A qué se refiere con exclusividad? —preguntó con voz temblorosa pero decidida. Patrick no perdió la compostura y, sin titubear, respondió con un tono firme: —Ya que nos entendemos bien en temas s#xuales, serás mi dama de compañía, suena menos vulgar o si prefieres lo llamamos por su nombre. El comentario de Patrick la golpeó como una bofetada, y su enojo se volvió palpable. Zoe sintió que sus mejillas se encendían mientras trataba de procesar la humillación y el desprecio que implicaban sus palabras. Su respiración se volv