Patrick se tomó un descanso, contemplaba la vista de la ciudad desde su ventana, las luces de Manhattan empezaron a brillar en la oscuridad de la noche. Su mente, sin embargo, estaba lejos de la tranquilidad que ofrecía el paisaje. El hecho de que Zoe hubiera desaparecido lo irritaba demasiado, y el dolor físico que aún sentía no ayudaba a calmar su frustración. El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos. Era Magnus, su eficiente hombre de confianza, sin embargo, la expresión en el rostro de aquel hombre no era prometedora. —¿Noticias? —preguntó Patrick, su voz como siempre fue cortante, sin molestarse en girarse para mirarlo. Magnus se detuvo a unos pasos de Patrick, manteniendo una postura respetuosa, pero firme. —Señor, hemos rastreado la zona donde Zoe fue vista