—No quiero que nadie te vaya a hacer sufrir, no conocemos bien a Magnus, y te veo tan entusiasmada, esmerándote tanto en la cena —respondió Zoe. Violeta soltó un suspiro, mientras giraba los muslos de pollo en la sartén. —Zoe, es solo un amigo. No creo que un hombre como él se fije en alguien como yo, con este aspecto —señaló su físico, con una mezcla de resignación y tristeza en su voz, haciendo referencia a su obesidad. Zoe dejó lo que estaba haciendo y se acercó a su amiga, poniéndole una mano en el hombro. —Vi, tienes tantas cualidades que cualquier hombre sería afortunado de estar contigo —expresó con sinceridad—. Eres leal, divertida, inteligente y tienes un corazón enorme. No dejes que tus inseguridades te hagan pensar que no mereces ser feliz. No me importa lo que digas de tu