Ester Tarskovsky Harris. La criada que tenía asignada para que fuese únicamente niñera de Arya era la misma castaña que me había tratado muy bien aquella vez en que me ofreció ropa qué ponerme cuando recién llegué a esta casa. Yo no sabía qué elegir ese día y en ese momento había estado muy agradecida con ella, aunque incómoda por su manera sumisa de actuar. Me dijo que prefería que la llamase por un seudónimo que por su nombre real, así que siempre que me refería a ella lo hacía llamándola Dag. No sé de dónde sacó ese nombre, pero no me importó, así que como mucha confianza le tenía, le asigné la tarea de cuidar de mi hija siempre que yo no estuviera. —¿Cuánto tiempo tardará en salir a su trabajo, señora? —preguntó cuándo me entregó en brazos a Arya, que estaba muy des