—Leonardo —Louisa toca levemente la punta de su nariz y él apenas se mueve. —Louisa —respondió entre bostezos. —¿Está bien si pido los mismos panes? —Hazlo. Leonardo se levanta de la cama y se dirige al baño mientras que Louisa toma el teléfono para pedir el desayuno. Durante la espera sus ojos recorrieron cada esquina de la cama en la que pasó la noche con él. Muchas veces pensó en lo ardiente que era y las sensaciones que le provocaba con solo su presencia, pero también pensó en lo que él creería de ella. Leonardo sale del baño. —Lamentablemente no podemos repetir lo de ayer, porque estaremos llegando a Ecuador para ese entonces —interrumpió Leonardo los pensamientos de Louisa. —Lo siento, yo… —Solo miraba lo sé —se acerca y se sienta junto a ella con la toalla rodeándole