AZURA Este niño era un pequeño diablo disfrazado, y me gustaba. Con Katara sin interés por las travesuras, y los quintillizos demasiado mayores para obedecer, extrañaba esta edad. —Así que, ¿no sabes cocinar? Miré los sándwiches de tomate y pepino que él miraba con desprecio. —Sí sé, hice estos. —Empujé el plato hacia él, orgullosa de mi logro. No, no puedo cocinar, lo único que puedo hacer son nachos y eso es en el microondas. —Oh. No llamamos a esto cocinar — añadió. —Bueno, ¿tú sabes cocinar? —Tengo cinco años. —¿Y? —Soy demasiado joven para cocinar. Sonreí, acercándome y tirando de su mejilla. —Sí, claro, pero ya eres lo suficientemente grande para juzgar. Permíteme decirte algo, hacer un sándwich es un arte. Mira, tuve que untar la margarina en las rebanadas de pan perfe