AZURA
—Más tarde. —La voz tranquila y fría de Leo llegó mientras me acercaba a Marcel.
—Cariño...
Oculta cómo te sientes.
Puedes hacerlo, chica.
—Huele tan bien —dije, sonriendo mientras miraba las llamas.
—Toma, cuidado, Azura, está muy caliente.
El calor de la parrilla no se comparaba al dolor ardiente en mi pecho.
—No me importa quemarme —respondí en voz baja, antes de esbozar una sonrisa—. Entonces, ¿a dónde fuiste de vacaciones?
—Bueno, estuve principalmente en Escocia y luego me detuve en algunos lugares antes de que mi visita a Alejandro se viera interrumpida.
Sentía la irritación de Leo, pero no me molesté en prestarle atención.
—Lamento eso —respondí mientras tomaba la bandeja de carne cocida y la llevaba a la mesa redonda, donde todo ya estaba listo.
No quería sentarm
