AZURA Y con esas palabras, me acerqué confiadamente a él y le di un gran abrazo, rezando para que esto funcionara. Sentí el aura de Leo emanando de él en oleadas, pero justo cuando pensé que iba a cortarme la garganta de la ira, Marcel soltó una carcajada. —¡Es un verdadero honor! Necesito saber qué está pasando, pero ¿qué tal si te terminas de vestir? —dijo mientras sus ojos se posaban en mi marca, frunciendo el ceño—. Nunca supe que estabas emparejada. —Oh, lo estoy. Más o menos. —Guiñé un ojo. —Azura es muy genial, pero no sabe cocinar —añadió Corrado. Hice un puchero mientras miraba a mini Leo, ¿realmente necesitaba agregar esa parte? Marcel se rio. —Bueno, no necesitaremos que Azura cocine, ¡tenemos un montón de personas que pueden cocinar! Pero estoy feliz de verte aquí. Sorp