Capítulo 3JAELA se sentó cerca del fuego. Kathy estaba muy silenciosa y, sin duda, muy cansada. Tenía abrazada a la muñeca contra el pecho y observaba sin moverse los leños encendidos. A Jaela le parecía como si estuviera en un teatro y el telón fuera a levantarse, sin que ella supiera muy bien lo que iba a ver. Después de aquel largo viaje, cuando ellas estaban tan cansadas, era posible que el Conde se mostrara difícil. Se abrió la puerta y ella volvió la mirada, temerosa, pero fue el mayordomo quien entró. −Su Señoría se está vistiendo para la cena, pero le he dado su mensaje y dice que bajará más tarde− comunicó a la joven−. Su Señoría sugería que volviera usted mañana, pero le he dicho que eso era imposible. −Gracias− contestó Jaela con una sonrisa. −Como tendrán que esperar bas