El doctor hizo un gesto de incomprensión, mas no dijo nada. −Supongo que no lo consideró importante por tratarse de una niña− agregó Jaela−. Si hubiera sido un varón, es decir, su heredero, habría hecho todo lo posible por recuperarlo. −Supongo que tienes razón− concedió su interlocutor−. De cualquier modo, el caso es que la pequeña vive con su madre. Te confesaré que estoy preocupado por ella, temeroso de que pueda contraer el mal de su madre que, como bien sabes, es contagioso. −Sí, eso debe ser un quebradero de cabeza para usted. Ahora, ¿qué va a hacer respecto a la niña? −Eso es lo que quiero explicarte. He hablado con la Condesa y ella me ha pedido te suplique, puesto que eres inglesa, que lleves a la niña a Inglaterra y la entregues a su padre. −¿Quiere que yo ...? ¡Pero si ni s