Capítulo 7EL Conde se acercó a la mesa donde estaba el té, sirvió una taza y le puso un poco de brandy antes de dárselo a Jaela. Ella se sentía casi demasiado débil para tomarla. −Bébalo− la animó el Conde con suavidad. Jaela tomó un trago y, al notar que tenía brandy hizo una leve mueca. −Todo− insistió el Conde. Debido a que era más fácil obedecer que discutir, Jaela hizo lo que le decía. Después el Conde puso la taza en la mesa y dijo a su hija. −Ven aquí, Kathy. Quiero hablar contigo. −Le he dado a Rufus un trozo muy grande de bizcocho− dijo la niña−, pero Bracken y Rover se han puesto celosos, así que les he dado un poco a ellos también. −Está bien. Pero ahora quiero que me escuches. Kathy se levantó obediente y se acercó a su padre, que la sentó en sus rodillas. −Escucha bi