Yo había comenzado a comer al mismo tiempo que ella, pero no me di cuenta que ya había parado y solo la observaba. Mi cabeza estaba llena de preguntas, cargado de dudas, inquietudes y una enorme nostalgia por verla embarazada. Tenía que admitir que estaba hermosa, masticaba despacio, pero saboreando la comida, sus dedos se veían mas llenos y su rostro rebosaba de ternura con esos cachetes regordetes. Me daban ganas de agarrarlos. —¿Alguna vez pensaste decirme que te ibas a casar o fue que preferiste partirme en dos antes de ser sincera? Merecía tu sinceridad, así como fui yo sincero contigo. —¿Qué hubiera pasado si mi decisión fuera decírtelo? —Yo… —¿Qué hubieras hecho? Tarde me di cuenta que podrías haber tenido una mala reacción y ya no podía hacer nada más. Solo lo que hice. —A