Le había gustado la comida que traje para ambos, las flores también. Y aunque sabía que ella aún no me perdonaba, eran un gran paso admitir cosas y que ella también tuviera una opinión al respecto. Pero habían más cosas con las que debía ser sincero con ella si quería empezar una nueva etapa desde cero con Danais. Ella estaba acostada en la cama, Julen estaba sobre su pecho, dormía allí, convirtiéndose en uno de sus lugares favoritos para hacerlo. ¿Y quién no? Era el pecho de Danais. Me acomodé a su lado, aunque la forma en la que ella estaba acostada no me dejaba mucho espacio para mí, pero busqué la manera de acoplarme. —Hay…otras cosas que tengo que decirte, Danais. —¿Qué cosas?—preguntó sin mucho interés. Toda su atención se iba en la pequeña pierna de Julen que ella sostenía e