Esperé a que Ares se marchara, yo sabía que esta noche él no dormiría aquí, porque mañana temprano tenía una importante reunión con los involucrados en lo concerniente a la herencia y sus abogados, ya para anunciar quién heredaba, de acuerdo a los requisitos que él tenía que presentar. Judas tocó a mi puerta cuando yo estaba sola, solo estaba la enfermera, Ares llevaba unos quince minutos que ya se había marchado. Menos mal que Julen estaba despierto, recién acababa de alimentarse. —¿Estás lista?—preguntó Judas, observando cada rincón de la habitación. Era muy observador. —Sí, déjame pasar al baño. Solo tardaré un segundo.—la otra vez me tomó desprevenida y no me dio tiempo de arreglarme, pero ahora llevaba un pijama mejor, uno de pantalón, con una camiseta en mejores condiciones. A