Entró en ese sucio depósito donde aquel sujeto estaba sentado en un sillón asqueroso que ella no tocaría ni muerta. “Un humano”, pensó cuando estuvo más cerca. Nate, un hombre bastante flacucho, de piel demasiado blanca y pelo tan n***o como la noche, se giró para verla. Una enorme y falsa sonrisa se plantó en el rostro de ambos, claramente no confiaban en el otro, pero debían parecer amables, habían intereses en común y necesitaban de su mutua ayuda. —La famosa Cló nos visita esta noche — exclamó el sujeto poniéndose de pie con los brazos en alto. — Nate. El cabrón más fácil de encontrar en el mundo — saludó ella extendiendo su mano. Ni en sus más alocados sueños lo iba a dejar que la tocara cuando apenas se había levantado de ese asqueroso sillón. — Mi amigo me advirtió de la ex ejec