Capítulo 11

2243 Words

Se disponía a tomar su té y comer aquellos deliciosos pastelillos que los ancianos le regalaron. No era particularmente débil por los dulces pero debía admitir que esas mierdas tenían muy buen sabor. Escuchó que golpeaban su puerta y aguardó para ir a abrir. Sabía que eso lo iba a poner de mal humor y le encantaba ser la culpable de aquello. Abrió unos minutos después, podía sentir el olor a perro por lo que estaba segura que aún aguardaba al otro lado. —Buen día, señor ejecutor—saludó y se inclinó en una reverencia para saludar al cobrizo que simplemente la observaba. —Tengo información— dijo haciendo que la castaña se levantara rápido y lo mirara con una extraña seriedad para ser ella. —Pasa — le indicó y se giró para caminar hasta la cocina, dejando que el hombre tuviera una espec

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